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Los barones se saltan a Sánchez y llevan al Comité su propuesta de pactos
Han elaborado una resolución, al margen de la dirección del PSOE, que marca como líneas rojas la investidura de Rajoy y la unidad de España.
La estrategia que la dirección de Pedro Sánchez se marcó tras los comicios del 20-D ha devenido en un absoluto fracaso. El partido aspiraba, aunque sin éxito, a alejar el foco del PSOE y de la política de pactos en una «primera fase» en la que todo el peso de la responsabilidad debía recaer sobre Mariano Rajoy y su capacidad de negociación con el resto de fuerzas políticas. Sin embargo, el presidente en funciones apenas ha acusado el desgaste y es el líder del principal partido de la oposición el que se está enfrentando a un auténtico calvario tanto dentro como fuera de su partido. A pesar de que los socialistas reconocieron el triunfo del PP y le trasladaron que su papel como fuerza más votada le legitimaba para encabezar la búsqueda de los apoyos necesarios para ser investido, el «rotundo no» de Sánchez a Rajoy y sus aspiraciones públicas a conformar un «Gobierno de cambio» han trasladado el debate a Ferraz y con él, la división interna.
Lo fragmentado del escenario político empujaría al PSOE a tener que negociar su Gobierno alternativo con una amalgama de partidos cuyos intereses entran en contradicción con la esencia de partido con envergadura y visión de Estado de los socialistas. Ésta es la razón de que desde la vieja guardia hasta los barones territoriales hayan levantado la voz para exigir prudencia y marcar a Sánchez el lugar que le corresponde al frente de la oposición y no embarcado en «aventurismos» con incierto futuro y resultado. El problema no es tanto pactar con Podemos –alianza de base con la que cuentan en Ferraz– como sus postulados en defensa de un referéndum de autodeterminación, a los que los de Iglesias tendrían que renunciar para alcanzar un acuerdo. «No negociaremos nada con Iglesias si no renuncia a la consulta», reconoce un dirigente. Opinión que comparte también la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que destacó en una entrevista en la Cadena Ser que «no podemos hablar con quien plantea la ruptura de España y si Podemos plantea eso es que no quiere llegar a acuerdos». La líder de los socialistas andaluces puntualizó que no se trata de «un no a Podemos», sino a su línea roja relativa al separatismo, «algo que para nosotros es intocable».
En este contexto, Sánchez se reúne esta tarde con los barones. Un encuentro informal que se encuadra dentro de la normalidad, pues siempre se celebra una reunión previa al Comité federal para discutir los puntos de fricción y llegar al cónclave con una postura consensuada, pero que en esta ocasión tendrá un cariz más trascendental. Los barones, con Susana Díaz al frente, llegarán hoy a su cita con el líder socialista con una propuesta de resolución propia en materia de pactos, ideada al margen de la dirección –algo que sí es excepcional, porque es la Ejecutiva quien elabora los textos marco, objeto de debate–. En esta propuesta los líderes autonómicos impondrán las líneas rojas que la formación no debe sobrepasar en materia de pactos con dos ejes esenciales: la negativa a investir a Mariano Rajoy y la unidad de España. Los barones no contemplan salir de su reunión con Sánchez sin que éste haya aceptado sus postulados. «Tendrá que haber acuerdo», exige un dirigente. Algo que no se antoja imposible, a la luz de las últimas declaraciones del líder socialista que no contempla poner en cuestión la integridad territorial y que deberá presentar una única resolución para su votación el lunes. «No trocearemos la soberanía nacional», señaló Sánchez en su última comparecencia. Asumida la hoja de ruta, Sánchez no se sentaría a negociar con ERC ni con Podemos, si éstos no renuncian al referéndum de autodeterminación al que le empuja el sector de su partido liderado por Ada Colau. Una exigencia que el líder socialista ya trasladó al secretario general de Podemos en la conversación telefónica que mantuvieron en Nochebuena.
Pero al margen de la conveniencia o no de pactar con Podemos, lo que subyace en éste cómo en tantos enfrentamientos internos del PSOE es la pugna por el liderazgo del partido. Los recelos del sector andaluz se han incrementado tras la decisión de la dirección de aplazar el congreso ordinario del partido para primavera, blindando así la candidatura de Sánchez, cuando ya esté resuelto el Gobierno de España. Los críticos con el líder socialista no están dispuestos a que la cita se postergue y verían con buenos ojos que, ante lo enconado de la situación si Sánchez no logra entenderse con Iglesias, el hecho de que Díaz diera un paso al frente para concurrir como candidata ante una eventual repetición de las elecciones. «Si hay nuevas elecciones el PSOE debe analizar si cambia de candidato», advirtió el valenciano Ximo Puig, para quien el liderazgo de Sánchez nunca ha dejado de ser «revisable». Además, los mismos barones que respaldaron a Susana Díaz cuando ella tentó con presentarse a las primarias la volverían a votar ahora, por lo que no perdería apoyo.
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