José Manuel Soria

Semana de contradicción

El ex ministro cae víctima de los documentos y, sobre todo, de sus desconcertantes y contradictorias explicaciones

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La dimisión de José Manuel Soria supuso la bajada del telón a un drama de una semana de duración en el que las perplejidades del ya ex ministro y sus contradictorias explicaciones sellaron el destino político de uno de los hombres fuertes del Ejecutivo de Rajoy. En el peor momento posible, justo cuando el fracaso de Sánchez al intentar formar gobierno debía centrar la atención mediática y dar oxígeno al Gobierno en funciones.

Todo comenzó el lunes, cuando el nombre de José Manuel Soria apareció como administrador de una compañía offshore en Bahamas –UK Lines Limited– en el contexto de los «papeles de Panamá» publicados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación y, en España, por «La Sexta» y «El Confidencial». El documento con la firma de Soria estaba fechado en septiembre de 1992 y dos meses más tarde, en noviembre, su nombre era borrado como administrador de UK Lines Limited y sustituido por el de su hermano, Luis Alberto Soria. Ese mismo lunes, en una rueda de prensa improvisada desde Lanzarote, el ministro desmentía con rotundidad las informaciones y proclamaba su inocencia: «Desde mayo de 1995 sólo me he dedicado a la gestión política. Distinto es que aparezca como socio en una empresa familiar», dijo, y «nunca en una empresa que esté en Panamá, Bahamas o en ningún paraíso fiscal». Tres días después, esta última frase –cuando fue contundentemente desmentida por nuevos documentos aparecidos en los medios– sería la que propiciaría su dimisión.

Pedro Sánchez no tardó en pedir su cabeza. Minutos después de los primeros titulares, decía en Twitter: «El ministro Soria aparece en los «papeles de Panamá». El ejemplo a seguir es el del primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson». El cierre de filas del Gobierno y del PP no tuvo fisuras: en aquel momento nadie dudó de sus explicaciones. Sin embargo eso no impidió que comenzaran los nervios, ya que desde el primer momento empezó a aletear el fantasma de un nuevo escándalo precisamente cuando la presión empezaba a recaer sobre el secretario general socialista, incapaz de reunir suficientes apoyos para desbancar a Rajoy de La Moncloa y abocaba al país a nuevas elecciones.

Fue al día siguiente, el pasado martes, cuando surgieron nuevos documentos. Esta vez, el nombre del ex ministro aparecía como secretario en un empresa denominada también UK Lines Limited, pero radicada, en vez de en Bahamas, en Reino Unido. Según esos documentos, el político habría ocupado el cargo de secretario desde 1991 a 1997, es decir, hasta dos años después de que se dedicara exclusivamente a la política según sus declaraciones del día anterior. Fue en ese momento cuando el ex ministro empezó a sonar cada vez más acorralado y sus explicaciones parecían cada vez más inconsistentes. Soria se apresuró de nuevo a negarlo todo y alegó que se trata de una empresa «cien por cien británica», que nunca había estado en un paraíso fiscal y que nadie de su familia «ha tenido relación de accionista, de socio ni de dirección».

El miércoles trajo consigo nuevos documentos que desmentían las explicaciones de Soria; concretamente, quedó probado que en mayo de 1990 sustituyó a su padre como secretario de la UK Lines Limited británica y que la sede de esta emprensa que consta en el registro británico es la misma, en Las Palmas, que la de la empresa familiar de los Soria, Oceanic. La gota que colmó el vaso y que precipitó la renuncia a sus funciones como ministro (no puede dimitir porque está actualmente en funciones) fue la publicación en «El Mundo» de un documento que probaba que Soria había ocultado que ocupó el puesto de administrador de la empresa Mechanical Trading Limited, una sociedad registrada en el paraíso fiscal de Jersey. Por si eso fuera poco se supo que Mechanical Trading Limited era accionista mayoritaria, con el 80%, de Oceanic Lines, una empresa en la que Soria sí había reconocido haber tenido el cargo de presidente. Fue en ese instante cuando el canario perdió la confianza del presidente y de su partido y el instante cuando su renuncia era cuestión de tiempo.