Caso Faisán
Sin identificar la «X» del «Faisán»
La investigación concluyó sin esclarecer quién dio la orden
¿Tomaron exclusivamente Enrique Pamiés y José Antonio Ballesteros la decisión de dar el chivatazo a Joseba Elosua en el bar Faisán aquel 4 de mayo de 2006? Han pasado casi siete años de la delación que alertó a ETA de la operación policial contra su aparato de extorsión. Pero nada se ha aclarado sobre la responsabilidad política del «caso Faisán». Cuesta creer que la Policía Nacional tomara una decisión de tal calado a nivel terrorista sin que el secretario de Estado y el ministro del Interior tuvieran conocimiento, por entonces Antonio Camacho y Alfredo Pérez Rubalcaba, respectivamente. Incluso, se puede bajar un escalón en la cadena de mando hasta llegar al director general de la Policía, Víctor García Hidalgo.
Pero lo cierto es que la investigación del chivatazo a ETA ha concluido sin aclarar quién dio la orden, y sólo serán procesados los autores del mismo. Todo indica a que quedarán muchas incógnitas en el tintero.
Una de ellas, por ejemplo, por qué no se citó a declarar a Antonio Camacho si desde su teléfono móvil se realizaron diez llamadas entre la víspera y el día de la delación a Víctor García Hidalgo, ex director general de la Policía. De hecho, el equipo investigador no consideró «relevante» indagar en profundidad las mencionadas llamadas porque «resulta lógico y razonable suponer que dos altos cargos del Ministerio, con relación de dependencia jerárquica y subordinación directa de uno respecto del otro, necesiten mantener comunicación durante las 24 horas del día».
El nombre del ex secretario de Estado de Seguridad ha sido el que más se ha relacionado con el caso. Pero el de Rubalcaba no le ha ido a la zaga, y no sólo porque fuera el titular de Interior en el momento del chivatazo. Su nombre también salió en la declaración de un testigo protegido ante el juez Ruz en plena fase de instrucción. «Fue el Sr. Rubalcaba quien me llamó para que fuese negociador», aseguró el testigo ante el magistrado, al que explicó que meses antes de llegar al Ministerio del Interior, y cuando sólo era portavoz socialista en el Congreso, Rubalcaba ya estaba moviendo los hilos del proceso de negociación con ETA. Zapatero anunció formalmente la apertura de la negociación el 29 de junio de 2006, o lo que es lo mismo, apenas un mes después de producirse la delación en el bar de Irún.
Desde el PP y la Confederación Española de Policías (CEP) se ha señalado a ambos con el dedo. Pero también al tercero en liza, Víctor García Hidalgo, que ostentó también la secretaría general del PSOE en Álava. Los tres tenían entonces la responsabilidad política en el Ministerio del Interior. Sobre este último, la Fiscalía consideró que no cometió delito alguno, aunque apreciara una «consistencia incriminatoria» en los indicios existentes contra él. Los tres han salido indemnes de este capítulo negro en la lucha contra ETA. Eso sí, también han quedado señalados al no esclarecerse la «X» del «Faisán».
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