ETA

«Soy etarra, pero no gilipollas»

Pintada en una de las calles de Bayona donde hoy se celebrará el acto de los llamados «artesanos de la paz»
Pintada en una de las calles de Bayona donde hoy se celebrará el acto de los llamados «artesanos de la paz»larazon

Las expectativas de veracidad del desarme son tan bajas que ni los presos reaccionaron ayer al comunicado. Los terroristas no entregarán las armas marcadas.

Los presos de la banda terrorista ETA, por estrategia, ya que se saben observados o porque no creen que el «desarme» les vaya a beneficiar a corto o medio plazo, y que los que tienen largas condenas a sus espaldas las tienen que cumplir (como los penados a cadena perpetua en Francia), pasaron ayer del asunto y no realizaron ningún tipo de manifestación sobre lo anunciado.

Según informaron a este periódico fuentes penitenciarias, la impresión es que los internos «pasaban» del asunto, quizás porque están quemados de tantas promesas incumplidas. En cualquier caso, después de tanta parafernalia mediática, llamó la atención la falta de reacción.

ETA y los que colaboran con la banda en este asunto continuaron con los preparativos de lo que pretenden presentar como un «desarme total» para convertirse en «organización desarmada», algo así como una ONG cuyos miembros anduvieron cuatro décadas «descarriados y despistados» pero que en el fondo eran amantes de la paz y las buenas costumbres.

Tras el comunicado enviado a la BBC se empezaron a «filtrar» algunos detalles de cómo se va a desarrollar este montaje. Expertos antiterroristas consultados por LA RAZÓN señalaron que los terroristas no pueden hablar de desarme cuando no ha sido supervisado por la Justicia y las Fuerzas de Seguridad. No existe ninguna garantía de que lo que entregan sea el total de lo que tienen y lo que se da como seguro es que no entregarán ningún arma con la que se haya cometido un atentado.

De ayudar a las víctimas y a los tribunales para que esclarezcan los más de 300 crímenes sin resolver, nada de nada. Estos debieron aprender del tristemente famoso José Ignacio de Juana Chaos, cuando al ser sorprendido por los «geos» de la Policía en un piso de la calle Río Ulla de Madrid y hacer ademán de empuñar una pistola que tenía en la mesilla, el agente le invitó a hacerlo si se atrevía: «Soy etarra, pero no gilipollas», fue su contestación. Pues ahora lo mismo.

Las mismas fuentes señalaron que cuando la lista con las localizaciones de los zulos sea entregada a la Justicia, si es que se sigue este procedimiento, por algún miembro de los «artesanos» o de la Comisión Internacional de Verificación (CIV), el trabajo de la Policía Judicial para levantar los zulos va llevar muchos días, incluso semanas. Y se tiene que hacer de acuerdo con unas normas en la que la presencia de personas ajenas a las Fuerzas de Seguridad y la Justicia no está permitida, salvo en los casos en que haya duda sobre un señalamiento y sólo durante ese tiempo.

El diario francés «Le Monde» publicó ayer que lo que va a entregar ETA son cientos de subfusiles, fusiles de asalto, armas cortas y una cantidad no determinada de de explosivos. Según el rotativo, a primera hora de mañana «decenas de militantes» irán a los lugares «donde debe producirse el traspaso» de las armas de ETA a las autoridades francesas. La amplitud de la operación de desarme ha necesitado «condiciones de seguridad drásticas» para evitar filtraciones y «riesgo de detenciones prematuras», como sucedió en diciembre en Luhuso.

Por ello, han sido sometidos a «un aislamiento total» de las personas que han tenido acceso a los zulos para sacar las armas de los

lugares donde se encontraban en ocasiones ocultas en casas de particulares o en zona de monte.

Según «Le Monde», «el conjunto del proceso debe desarrollarse en presencia de una personalidad internacional de alto rango» que será, de alguna forma, «mediador» entre los llamados «artesanos de la paz» y las autoridades francesas. El diario apunta en concreto a los miembros de la CIV.

De confirmarse, supondría que las autoridades policiales y judiciales permitirían la presencia de terceros en el levantamiento de los zulos, lo que resulta extraño, tanto por el riesgo que supone manejar armas y explosivos (es necesaria la intervención de especialistas), como la posible ruptura de la cadena de custodia de las pruebas que se puedan obtener. Los citados expertos dudaban de que las autoridades galas se vayan a prestar a convertir todo este asunto en un «circo mediático». De hecho, según «Le Monde», «artesanos» y verificadores no están «totalmente tranquilos», porque el Gobierno francés no ha dado «ninguna respuesta política» ni «ninguna garantía» respecto al papel que va a desempeñar en la operación de entrega de las armas.

La Prefectura del Departamento de Pirineos-Atlánticos se hará cargo de la seguridad de las movilizaciones, pero no ha hecho ningún comentario sobre lo que hará ante otro tipo de las iniciativas. Por su parte, la oficina del primer ministro y del Ministerio del Interior han subrayado que sólo la autoridad judicial puede hacerse cargo de armas y explosivos que sean elementos de prueba en el marco de investigaciones en curso. Las fuentes que consultó este periódico señalaron que, una vez que se produzca la entrega a las autoridades de la localización de armas y explosivos, el listado se hará público en un medio de comunicación del entorno de ETA. La banda, según anunció en su momento, estaba procediendo al «sellado» de los zulos. Fue en 2014 y en todo momento han tratado de aparentar que controlan todo su armamento, lo que está por ver.