La salud del Rey

Test pasado con brillantez

La Razón
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Pocos reproches se pueden hacer al Príncipe de Asturias en la misión que se le ha encomendado de representar a su padre, el Rey, mientras dure la larga recuperación de su dolencia de cadera que le tiene alejado de su trabajo fuera del Palacio de la Zarzuela. No es la primera vez precisamente que el heredero de la Corona se tiene que hacer cargo de representar a la institución monárquica, por encontrarse el Rey en periodo de convalecencia de una de las intervenciones quirúrgicas que ha sufrido en los últimos tres años. Los médicos, después de operar al Monarca de las lesiones de huesos que le han aquejado, han reiterado encarecidamente a Don Juan Carlos que dejara sus obligaciones durante unos meses para poder recuperarse adecuadamente de sus dolencias. Y aunque el Rey se ha ocupado de acortar esas semanas de convalecencia, el Príncipe ha desempeñado en todas esas ocasiones sus funciones de forma más que adecuada. Es seguro que el Rey debe estar más que satisfecho al ver cómo su hijo y heredero cumple con la tarea institucional que se le ha encomendado, con un cuidado exquisito por parte de Don Felipe de no ir más allá de lo que le corresponde. Hay quien dice que estos periodos de trabajo doble del Príncipe de Asturias están siendo un auténtico Master para quien habrá de asumir el cargo de Jefe de Estado en el futuro.La Cumbre Iberoamericana de Panamá ha sido uno de los test que el heredero ha pasado con brillantez. A pesar de que se dijo primero que Don Felipe no podía intervenir en las sesiones de trabajo de los presidentes y jefes de Gobierno por no haber asumido las funciones de su padre como Jefe de Estado, al final se buscó una fórmula, de acuerdo con el Gobierno de Mariano Rajoy, para que un representante de la Corona tuviera una presencia en la capital centroamericana. Se trataba de no romper las reglas del encuentro de mandatarios iberoamericanos pero sin dejar sin representación a la Monarquía española, cuya acción fue decisiva para crear este foro de diálogo entre los países ibéricos de las dos orillas del Atlántico. El resultado ha sido muy positivo y la figura del Príncipe se ha visto reforzada por su habilidad para relacionarse con los mandatarios iberoamericanos presentes en Panamá, desafortunadamente menos de lo que se esperaban. En cualquier caso, Don Felipe tenía una gran ventaja a la hora de desenvolverse en el país del Canal con los presidentes que asistieron a la Cumbre ya que el heredero español conoce a todos los jefes de Estado del continente puesto que una de sus misiones como sucesor es la de representar al Estado español en las tomas de posesión de los presidentes iberoamericanos. Eso da un alto grado de confianza mutua entre el Principe de Asturias y los presidentes de la otra orilla porque se han conocido con anterioridad y no hacen falta nuevas presentaciones. Mientras tanto, el Rey prosigue su tarea de despacho, la única que puede llevar a cabo tras su recaída de salud y tener que ser operado debido a una seria infección en los huesos próximos a la prótesis de cadera que le fue implantada hace un año. Don Juan Carlos puede atender sus obligaciones; aunque los médicos le impiden salir del palacio de la Zarzuela y mucho menos viajar en cualquier medio de transporte. Padre e hijo han formado un tándem perfecto. Los actos institucionales no quedan sin atender y el Príncipe sigue adquiriendo experiencia para cuando tenga que estar el al frente de la Jefatura del Estado.