Terrorismo
Trescientos etarras huidos se esconden en el extranjero
Plazaola no es el primer etarra, ni será el último, que se ponga fuera del alcance de la Justicia. De hecho, más de 300 terroristas de la banda criminal viven en la actualidad en el extranjero, algunos incluso ya con sus delitos prescritos. Venezuela y Cuba son destinos habituales de los fugados de la organización. En el primer país, según Covite (la asociación de víctimas del País Vasco), se refugian casi medio centenar. Entre ellos, José Ignacio de Juana Chaos, reclamado por la Audiencia Nacional por un delito de enaltecimiento del terrorismo, y el histórico ex dirigente etarra Arturo Cubillas, alto cargo en el Ministerio de Agricultura desde los tiempos de Hugo Chávez, y a quien España ha reclamado sin éxito por sus supuestos contactos con las FARC. Cubillas, que reside en el país desde 1989, ya tiene la nacionalidad venezolana.
En Cuba se refugian, entre otros, Iñaki Etxarte, José Luis Rodríguez Muñoa, «Txuxo» Abrisketa y Agustín Azkarate Intxaurrondo, todos ellos con causas judiciales pendientes en nuestro país.
Venezuela, Uruguay, México (donde se encuentran entre 40 y 50 etarras), Colombia, Bolivia, Panamá y Chile son otros países de Suramérica donde los etarras han buscado cobijo para no afrontar su situación judicial en España.
La asociación Dignidad y Justicia identificó con nombres y apellidos a 184 de esos terroristas «refugiados», de los cuales 82 seguían teniendo causas pendientes con la Justicia de nuestro país.
Francia ha sido tradicionalmente otro de los destinos preferidos, aunque la estrecha colaboración antiterrorista hispanogala de los últimos años ha dificultado esa opción para los etarras, que han pasado a utilizar el país galo como «puente» para lugares más seguros. No obstante, un centenar de terroristas viven en la actualidad en el país vecino, de los que una veintena pertenecen a la estructura operativa de la organización criminal.
La lista de once países en los que se encuentran miembros de ETA la completan en África, aunque ya de forma casi testimonial, Cabo Verde (donde se refugian cuatro etarras, entre ellos Tomás Linaza), Santo Tomé y Togo.
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