«Una derrota del PSOE abrirá la puerta del lío»

Con el CIS en la mano, los socialistas pierden las elecciones pero pueden ser los únicos capaces de formar gobierno con una alianza con Podemos o, incluso, con Ciudadanos. El PSOE recupera parte de su electorado y Podemos, su principal rival para liderar la izquierda, pierde fuelle. Además, el CIS tiene otros aspectos positivos. Pedro Sánchez es el líder nacional más valorado, el PSOE es la primera fuerza en voto directo y la opción de pacto entre el PSOE y Podemos es la que obtiene mayor respaldo ciudadano. Y negativos. El papel del PSOE en este último año en la oposición no es reconocido por el 50% de los encuestados.

En las últimas elecciones municipales y autonómicas los socialistas sólo han ganado en Ciudad Real, Granada, Córdoba, Cádiz, Huelva, Jaén, Sevilla, Badajoz, Cáceres y Asturias, y aventaja al PP en Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra y Tenerife, dónde ganan partidos nacionalistas. Ante este escenario, Sánchez está necesitado de apretar el acelerador porque «una derrota será abrir la puerta del lío», apunta un dirigente territorial. En otra decena de provincias los resultados son aceptables porque se empatará en número de diputados con el PP. Dónde el PSOE debe aplicar el bisturí es Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid –circunscripciones que eligen 103 diputados– para no depender únicamente de Andalucía –60 diputados elegibles– dónde las relaciones con Susana Díaz siguen en su letargo y son «simplemente malas». Un diputado dice con sorna: «Si Pedro gana las generales, tendrá a su propia Esperanza Aguirre en Andalucía. Si no gana, Susana exigirá responsabilidades». Hace cuatro años el PSOE perdió las generales ganando sólo en Sevilla.

La lista catalana del PSOE estará encabezada con Carme Chacón por Barcelona –ganó hace cuatro años en esta demarcación- que mantiene una gran discreción desde que Sánchez dirige el PSOE. Sin embargo, su voz discrepante ha sonado en ocasiones y muchas miradas se dirigen a ella en caso de que los resultados no le sean favorables a Sánchez pero para «estar en las quinielas deberá sacar un buen resultado en Barcelona». Cosa nada fácil porque el PSC tiene un examen el 27 de septiembre y se respira resignación ante los más que previsibles malos resultados. Hay dirigentes que hablan sin tapujos de «refundación del partido» y otros más moderados apuntan que «una vez pasadas las autonómicas y generales se deberán hacer cambios, sea cual sea el resultado». Otros son benevolentes con Miquel Iceta: «Cogió el partido con una previsión de 12 diputados. Si los consigue, poco habrá que decir». Un fracaso estrepitoso de Iceta puede dejar a Sánchez a los pies de los caballos ante un escenario que marcará, sin duda, la agenda de las generales.

En panorama electoral en la Comunidad Valenciana no es fácil. Si bien el PP no doblará al PSOE como hace cuatro años, la irrupción de Ciudadanos por un lado y de la coalición de Podemos y Compromís pone en riesgo los resultados de un PSOE liderado por el actual presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Un mal resultado puede quitar la sordina a las críticas de los socialistas valencianos a Ferraz. En otras comunidades como Galicia, Castilla León, Castilla La Mancha, Murcia, Canarias, Baleares o Aragón el panorama es más favorable a los socialistas. No tanto porque puedan mejorar sus propios resultados sino porque el Partido Popular no conseguirá repetir los resultados en los que doblaba la representación socialista.

En la calle Ferraz se abonan a las buenas expectativas electorales y creen muy posible una victoria de Pedro Sánchez porque «es un líder consolidado y el PSOE un proyecto consolidado», en palabras de César Luena. La Caja de Pandora en el PSOE está cerrada por el momento y así seguirá hasta después de que se celebren las elecciones generales. En función de los resultados se producirán tensiones aunque todo parece indicar que en Madrid, pase lo que pase, se oirá ruido de sables. Y no descarten que en un escenario de triunfo, Sánchez haga más cambios y sin demasiadas contemplaciones. En comunidades, en ayuntamientos –Valencia será de los primeros– y hasta en la propia ejecutiva federal. Nombres como el de Manuel de la Rocha suenan para la casilla de salida. Y no es el único.