Cáritas

Una oportunidad para conocer la labor eclesial

La Razón
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l Aunque todavía se desconoce en qué se traducirá en concreto la Ley de Transparencia, ¿le va a suponer un esfuerzo a la Iglesia cumplir con este imperativo legal?

–No tenemos conocimiento oficial de este asunto, pero en cualquier caso, las distintas instituciones de la Iglesia están comprometidas con la transparencia en su actuación, en la información de sus actividades, en la repercusión social de las mismas, así como en el detalle de cómo se financian y cómo se distribuyen los recursos.

l En teoría sólo afectará a aquellas partidas que nacen de los Presupuestos Generales del Estado (IRPF, conservación de patrimonio, profesores de religión...), pero no a los donativos de los particulares. ¿Precisamente la auditoría externa que han solicitado busca que no haya tampoco ninguna duda sobre el origen y destino de los fondos de la Iglesia?

–La Iglesia despliega una importantísima labor en favor de toda la sociedad. Con el nuevo acuerdo, nos comprometimos a presentar una memoria económica y de actividades que incluyera los principales campos de actuación en los que la Iglesia se da a la sociedad. La hacemos y presentamos cada año. Dar a conocer lo que la Iglesia hace en favor de los demás es la mejor forma de explicar qué es la Iglesia. Queremos ofrecer esa imagen transparente de la Iglesia, por eso, este año hemos decidido dar un paso más y encargar a una empresa de primer nivel que haga una revisión de todos nuestros procedimientos con el fin de poder seguridad a los datos y mejorar su presentación año a año.

l Como ha anunciado el secretario general de la Conferencia Episcopal, la Iglesia ya tiene en marcha una auditoría externa. ¿Podría considerarse un examen previo a esa «selectividad» que quiere poner en marcha el Gobierno?

–Son cuestiones diferentes. El proceso de revisión que la Conferencia Episcopal, de manera voluntaria, ha iniciado, se enmarca en su propósito propio de transparencia. Por otro lado, estaremos atentos a los requerimientos que la legalidad nos solicite para cumplirlos de manera escrupulosa, como siempre lo hemos hecho.

l ¿Cree que esta medida ayudará a borrar los «mitos» que todavía se intentan relacionar con las finanzas eclesiales sobre los privilegios con respecto a otras instituciones o que las cuentas no son del todo claras?

–Todo el que se acerca a la Iglesia con rectitud de intención descubre la sobriedad con que se gestiona, con carácter general, los recursos y la inmensa labor que se realiza en el campo pastoral, evangelizador litúrgico, catequético, educativo y, por supuesto, en el ámbito asistencial. No obstante, mucho me temo que aquellos que continúan llenos de prejuicios no van a ver modificada su opinión. Por otro lado, estos procesos son siempre una oportunidad para mejorar en la gestión y en la información. Todo es mejorable.

l Desde hace unos años está al frente de las finanzas de la Iglesia. ¿Han hecho los deberes las parroquias, los obispados... para estandarizar sus departamentos económicos y de administración? ¿Cuál ha sido el principal escollo que se ha encontrado en este sentido?

–En los años que llevo se ha producido una avance muy importante, que tuvimos ocasión de poner en común en las últimas jornadas de ecónomos el pasado enero. Son muchas ya las parroquias que mes a mes exponen sus cunetas en la puerta de la Iglesia y la práctica totalidad de las Diócesis publican sus cuentas. Seguimos avanzando en este punto, porque siempre se puede mejorar.

l Colegios, hospitales, residencias, ONG... En teoría todas estas instituciones de la Iglesia ya presentan sus cuentas como cualquier empresa o fundación de origen civil y lo hacen en igualdad de condiciones. ¿Tendría sentido aplicarles también una ley de transparencia? Por ejemplo, un colegio concertado de las Hijas de la Caridad ya responde ante la pertinente comunidad autónoma rindiendo cuentas como un centro creado por una cooperativa de profesores...

–Es pronto todavía para opinar sobre esto. No obstante, cuando no hay nada que ocultar, sino mucho que ofrecer, no hay temor alguno a hacer lo que se requiera. Será una nueva oportunidad para que cada persona conozca a la Iglesia y pueda valorar su labor.