Política

Casa Real

Vida institucional y alguna escapada

Así lo está viviendo el Rey. El plan de viajes y despachos del Rey ha sido estudiado al milímetro

No podía ser de otra manera. Sus Majestades eligieron el Vaticano para su primera visita oficial al extranjero.
No podía ser de otra manera. Sus Majestades eligieron el Vaticano para su primera visita oficial al extranjero.larazon

Un mes. Apenas un mes. Pero cada cosa que decían, cada discurso que pronunciaban, cada viaje que hacían, tenía un titular, un nuevo contexto. El primer viaje oficial como Reyes de España, la primera visita a Portugal como Reyes de España, el primer discurso de Doña Letizia; su primer viaje oficial a Asturias como Reina; la primera escapada de Don Felipe como Rey... Hay que reconocer que todos estos hechos, viajes y discursos tiene fecha de caducidad: ya no vamos a tener más primeros, ni primera; y esperemos que los segundos o terceros no se adueñen de los titulares, porque hay que reconocer que no dan mucho más de sí. Pero este mes transcurrido desde su proclamación tiene lecturas mucho más importantes. Y la primera es la normalidad. Los españoles nos hemos ventilado los primeros treinta días de reinado de Felipe VI como si tal cosa. Las revistas femeninas señalando las repeticiones de traje de doña Letizia; los diarios de información general desgranando sus discursos y primeros actos; los analistas internacionales escrutando cómo se movían los jóvenes Reyes en sus salidas internacionales. Es decir, lo propio de un nuevo reinado. Pero ¿hay algo más? Sin duda. Las cosas han cambiado, y me gustaría señalar cómo y en qué. Lo primero es algo que no afecta a los nuevos Reyes, sino a los viejos, con perdón de la expresión. Un servidor tenía sus dudas sobre las actividades y actos protocolarios que iban a desempeñar Don Juan Carlos y Doña Sofía. La Casa del Rey, la nueva Casa del Rey, con buen criterio ha evitado a Don Juan Carlos –aun en proceso de recuperación– y a Doña Sofía, ya de vacaciones, la presencia en actos que pudieran ensombrecer la febril agenda de los Reyes en esta nueva etapa. Es decir, que Don Juan Carlos y Doña Sofía prácticamente han desaparecido. Es verdad que de momento. Y eso no es malo. Más interesante será saber cómo «reaparecen» y en qué contexto cuando pase este periodo de rodaje real. Me atrevo a pronosticar, también por el nombramiento de Alfonso Sanz Portolés como Jefe de la Secretaría conjunta de Don Juan Carlos y Doña Sofía, que las cosas no van a cambiar mucho. Y cada vez sabremos menos de las actividades de los anteriores Reyes. Simplemente, creo que es natural.

Y ya que cito a Sanz Portolés, justo es alabar la rapidez con que se han producido los cambios en la Casa del Rey. Se dirá, con razón, que Don Felipe los tenía más que pensados, pero el nuevo organigrama de la Casa, con Portolés dependiendo directamente del Jefe, Jaime Alfonsín, también añade fluidez a un esquema fácil de superar, heredero de aquel quasi militar que imperó desde su puesta en marcha allá por el año 75. Queda por despejar la incógnita de la Prensa. Javier Ayuso consiguió en los últimos y difíciles meses una relación con los periodistas difícil de superar. Como reconocen todos los que informan de la Casa Real, estaba siempre disponible. Esperemos que Jordi Gutiérrez, que conoce tan bien la Casa, no rompa con esta política.

Y al tajo. El Rey tenía un plan de viajes y de despachos muy completo y estudiado. Pero no quería que esa vida «institucional» ahogara la juventud y, si se me permite, el talante que quiere dar a su reinado. Y quizá por eso va y se «escapa» a cenar con cuatro amigos a Chueca. Todo bien estudiado y ejecutado: me refiero al gin tonic en la azotea del Círculo de Bellas Artes como remate, pasadas las 1:45 de la madrugada. Y lo digo porque aquí, a los amigos del Rey –me refiero a los de Don Juan Carlos– no se les veía, y solo emergían cuando se publicaban los asistentes a alguna cacería. Porque de otros amigos mejor ni hablar. Pues sí: que se sepa que sale y con quién sale Felipe VI, aunque luego también les pasarán revista y despellejarán. Buena es la transparencia. Por supuesto que como a Doña Letizia se le ocurra hacer lo propio, le volverá a caer la del pulpo, pero ya sabemos cómo es este país. Por eso las escapadas conjuntas al cine a algún concierto –algo que ya hicieron de Príncipes– creo que se van a seguir produciendo. Y a algún evento deportivo también. Reyes, pero más cerca del pueblo. La audiencia a representantes de oenegés va también por ese acertado camino.

Sin embargo la almendra de este nuevo tiempo ha sido la normalidad institucional dentro y fuera de España. Así se enmarcan las visitas a la Santa Sede, Portugal y, sobre todo, Marruecos. La nota alta con la que han superado estos viajes oficiales anima a realizar otros en breve. Nunca ha necesitado tanto España abrir nuevos mercados. Y nadie duda que Don Felipe y Doña Letizia son la mejor baza para nuestras relaciones internacionales. Pienso en América, naturalmente; y en Oriente, desde Jordania hasta China y Japón.

Y queda por hablar de sus actos en España. Ya sé que presidir un Consejo de Ministros, o recibir a las autoridades civiles y militares entra dentro de lo ordinario, de lo que ya hacía Don Juan Carlos; pero es que si hay algo que resulta necesario en nuestro país es volver a la normalidad. Y todos sus encuentros y audiencias respiran ese clima. Tener paz y tranquilidad para afrontar las situaciones que, sin duda, van a producirse en los próximos meses. Es para lo que más necesitamos a los Reyes. Para lo de cada día. Para eso son, desde hace un mes, Reyes de España.