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Zapatero reivindica el papel de la gestora y de «oposición útil» en su regreso al Congreso

La Razón
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Después de una estudiada ausencia de cinco años –sólo interrumpida por actos institucionales puntuales–, el décimo aniversario de la aprobación de la Ley de Dependencia sirvió ayer para volver a ver al ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ejerciendo de «ponente» en la sala Ernest Lluch del Congreso de los Diputados. Zapatero inició su intervención elogiando la «prudencia» del presidente de la gestora, Javier Fernández, allí presente, en un gesto que se identificó como un aval implícito a su gestión, entre la que figuran acuerdos con el Gobierno como la subida un 8% del Salario Mínimo Interprofesional pactado hace unas semanas.

El ex presidente quiso poner en valor también el poder del Congreso –«todo se gana y se pierde en el Parlamento», dijo– y animó a no estar pendientes del retroceso en diputados de los socialistas sino a poner el foco en «el empeño, la convicción y la iniciativa». Zapatero reivindicó la Ley de Dependencia impulsada bajo su Gobierno porque «recordar esta ley es recordar cómo se construye un país» y llamó al Ejecutivo actual –ahora que ha mejorado la situación económica– a dotar de más medios una regulación que se vació durante los años de la crisis.

El ex presidente defendió también el concepto de «lealtad cooperativa» entre administraciones y aseguró que ésta estará presente en la conferencia de presidentes de enero: con un Gobierno del PP y una mayoría de presidentes autonómicos del PSOE. Zapatero se mostró convencido de que los socialistas irán con «lealtad institucional, ánimo de cooperación y sentido de Estado» a esta cita, porque su formación siempre ha puesto el interés general por encima del partidario. «Siempre hemos apostado por que a España le vaya bien antes que al PSOE».

Multa a los díscolos

Ya por la tarde, el comité permanente del Grupo Socialista en el Congreso –el órgano integrado por la dirección parlamentaria y los portavoces de comisión– decidió «por asentimiento y por unanimidad» desestimar el recurso de los diputados díscolos –que votaron en contra de la investidura de Mariano Rajoy el 29 de septiembre– a la multa de 600 euros que les fue impuesta por saltarse la disciplina de voto y que, finalmente, sí tendrán que abonar.