Psicología

La ansiedad que hemos vivido en el confinamiento

Una microbiota equilibrada: clave para gestionar la ansiedad

Una microbiota equilibrada: clave para gestionar la ansiedad.
Una microbiota equilibrada: clave para gestionar la ansiedad.PIXABAY

La ansiedad es un estado de ánimo que muchas personas han sentido durante estos días de confinamiento. La inseguridad de la situación, junto con otras emociones como el miedo, son capaces de hacer en nuestro organismo grandes estragos.

Una de las claves para mantenerla a raya es cuidar nuestra microbiota intestinal.

Se denomina “microbiota intestinal” al conjunto de millones de microorganismos, entre los que se encuentran más de 100 millones de bacterias de más de 300 especies distintas, hongos y virus, que viven de manera equilibrada en nuestro intestino y que llevan a cabo funciones indispensables para el buen funcionamiento de nuestro organismo.

En el intestino se produce alrededor del 80-95% de la serotonina, comúnmente conocida como hormona de la felicidad, además de otros neurotransmisores como el GABA y la dopamina, esenciales para una buena salud mental.

Todos hemos oído hablar del eje “microbiota-intestino-cerebro”. La comunicación entre este eje se produce mediante el nervio vago, el sistema circulatorio con la liberación de hormonas, metabolitos y neurotransmisores y el sistema inmune por la acción de las citosinas, y es de carácter bidireccional.

¿Qué quiere decir esto? Por un lado, el intestino recibe información del cerebro, y por otro, el intestino envía mensajes al cerebro. Es decir, los dos se retroalimentan, y lo que perjudica a uno, involucra al otro.

Cuando pasamos períodos de estrés y ansiedad prolongados por diferentes causas, y no ponemos remedio, estas señales que envía el cerebro al intestino, son capaces de hacer que nuestra microbiota intestinal se desequilibre, con lo que entramos en un círculo en el que al no producir los neurotransmisores necesarios para el buen funcionamiento de nuestro sistema nervioso, nuestra ansiedad aumenta.

Por contra, si llevamos una alimentación rica en alimentos procesados, azúcares e hidratos de carbono de absorción rápida, o hemos pasado un período prolongado en el que hemos tenido que tomar medicaciones como antibióticos, anti inflamatorios u otros fármacos, produciría también desequilibrios en nuestra microbiota, haciendo el mismo efecto, y aumentando también el estado de estrés, ansiedad y mala calidad del sueño.

De ahí que se llame al intestino, el “segundo cerebro”.

Tan importantes son las bacterias de nuestro intestino, y su relación con la salud mental, que, desde hace ya algunos años, numerosos trabajos científicos están enfocados en el estudio del ecosistema intestinal, estudiando las diferentes familias de bacterias que habitan en nuestro intestino, relacionando la ansiedad y la depresión entre otros, con cambios en la microbiota. A raíz de estos estudios cada vez oímos hablar más de los psicobióticos.

Los psicobióticos son aquellas bacterias de la microbiota que se ha comprobado que tienen capacidad de equilibrar y estabilizar el sistema nervioso. Para ello estudian su microbioma, conjunto de genes de los diferentes microorganismos que habitan en el intestino.

Algunas de las bacterias más estudiadas para la ansiedad son los “lactobacillus rhamnosus” a las que se les atribuyen afectos ansiolíticos, ya que aumentan el número de receptores GABA en las neuronas cerebrales.

¿Qué podemos hacer para mantener una buena salud intestinal, y bajar nuestro estado de ansiedad?

Como he explicado, depende de un conjunto de factores.

La alimentación es uno de los pilares fundamentales:

Seguir una alimentación lo más saludable posible, con alimentos reales, no procesados, rica en todo tipo de verduras y frutas, sobre todo de hoja verde, como las espinacas, las acelgas, la rúcula, el apio o la col kale, que, según estudios científicos recientes, afirman que protegen nuestra microbiota intestinal y limitan la capacidad de que ciertas bacterias y hongos colonicen nuestro intestino, favoreciendo además el crecimiento de bacterias beneficiosas. También los frutos secos, las semillas, los cereales integrales y los pseudocererales, son muy aconsejables; y para los que consumen proteína animal, intentar que sea de la máxima calidad.

Un grupo de alimentos muy interesantes para introducir en nuestra dieta, son los fermentados.

Los alimentos fermentados son aquellos que nos aportan probióticos, es decir, bacterias beneficiosas que nos ayudan a restaurar y equilibrar nuestra “flora intestinal”. Además de ser una fuente excelente de nutrientes esenciales como vitaminas del grupo C, K2 y B, también ejercen una función quelante, que nos ayuda a eliminar los metales pesados del cuerpo, y facilitar la descomposición de nutrientes en otros de más fácil asimilación, facilitando así que los alimentos sean más digeribles. Podemos encontrar como productos fermentados el chucrut, el rejuvelac, los pickels y el kombucha entre otros.

Saber gestionar el estrés y nuestras emociones, otro factor clave en la salud intestinal.

Además de llevar una alimentación saludable, es muy importante saber cómo gestionar nuestras emociones y estrés diario.

Una mala gestión de las emociones, podría llevarnos a un desequilibrio de la microbiota y esta a su vez, al no segregar los suficientes neurotransmisores, empeoraría el cuadro.

Cada persona tiene que encontrar sus propias herramientas, ya que lo que puede ser de gran ayuda a unos, puede que no sirva para otros. Lo importante es tomar conciencia de lo que nos pasa y poner remedio.

Hay muchas herramientas diferentes que nos pueden ser muy útiles, se trata de investigar y ver que puede ser lo mejor para nosotros. A veces puede que sea necesario acudir a algún profesional que nos pueda ayudar.

El mindfulness

El mindfulness es una herramienta de control del estrés, ya que nos mantiene en el “aquí y el ahora”. La meditación va a hacer que tomes conciencia del presente y aprendas a relajar la mente, pero requiere de aprendizaje y constancia.

Talleres o cursos de gestión de emociones

Existen diferentes cursos dedicados al autoconocimiento en los que se trabajan diferentes aspectos de gestión emocional.

El deporte

Practicar un deporte que nos guste, es muy beneficioso, ya que nos ayuda a disminuir el cortisol, aumentando la producción de serotonina y dopamina, por lo que mejora el estado de ánimo y a la vez nuestra microbiota intestinal.

Como experiencia personal, y viendo cada día problemas derivados de desequilibrios de la microbiota intestinal, las personas que hacen un trabajo de regeneración y reparación de la pared y microbiota intestinal, por diversas causas, encuentran una gran mejoría en su estado de ánimo, ansiedad y calidad del sueño.

Marga Cosp

Naturópata & kinesióloga y nutricional

Especializada en desequilibrios de la microbiota intestinal y candidiasis crónica.