Psicología

Para la retirada del pañal...ante todo mucha psicología infantil y cero prisas y presiones

Cada niño tiene su ritmo y no todos alcanzan el control de esfínteres a las mismas edades

Comprarles cuentos sobre niños que están intentando conseguir lo mismo ayudará mucho
Comprarles cuentos sobre niños que están intentando conseguir lo mismo ayudará mucholarazon

Todos los niños dejan de llevar pañal algún día (salvo enfermedades) Es importante tener esto muy presente a la hora de comenzar la operación “orinal”. Ni presiones ni comparaciones ni castigos son buenos compañeros para lograr el éxito. Ante todo, mucha calma.

La operación pañal puede ser rápida y sencilla, pero en otras ocasiones será un proceso difícil y lento, no solo para los niños, sino para los adultos también. Los padres tendrán que estar pendientes de que sus pequeños no mojen su ropa interior, pero también deberán adaptarse a este gran cambio y tratar de acelerarlo solo provocará un retroceso negativo en el pequeño. “Se requiere tiempo y paciencia por parte los padres y una cantidad razonable de cooperación y motivación por parte de tu hijo” apunta Nuria García Alonso, psicóloga infantil y directora de Ayudarte Estudio de Psicología. Digamos que hay que respetar siempre sus tiempos que no son necesariamente los mismos que los de los adultos.

La operación pañal es un paso más en el crecimiento de un niño, un acontecimiento muy importante que debe ser apoyado y motivado por los padres y cobrará especial importancia que este tránsito se haga de forma natural, sin obligaciones y sin prisas. Con la llegada del buen tiempo son muchas las familias que comienzan a llevar a cabo este tránsito y muchos los pequeños que se sienten con ganas y con capacidad de poder afrontarlo.

Aunque no existe una edad tope en la que un niño deba de dejar de utilizar el pañal, ese momento suele ocurrir entre los 15 y los 36 meses, durante la noche, y de media a los 28 meses, durante el día, cuando el niño está preparado fisiológicamente para ello, es decir, cuando sabe controlar perfectamente sus esfínteres y da un paso más “clave” en su crecimiento. Esta doble maduración varía según el niño.

Sin embargo hay ocasiones en las que este cambio puede tardar más de lo normal. Cada niño requerirá del tiempo que necesite, es importante no presionarlo y sobre todo, no compararlo con ninguno otro. Esto solo traerá frustración por ambas partes, llegando a convertir en un problema una situación que debe ser sencilla y natural” explica Nuria.

Será en este tipo de ocasiones, cuando sea necesario aprender a utilizar técnicas que puedan ayudar a que los padres pierdan el miedo a que su hijo pueda tardar más o menos tiempo en dejar el pañal de lado.

“Hagas lo que hagas, tu hijo va a acabar aprendiendo las cosas que tú le enseñes, y si te sientes nervioso o frustrado, de forma inconsciente lo reflejarás en el pequeño, lo que provocará que se ralentice el proceso e incluso pueda llegarse a dar un paso atrásaclara la experta.

Hay que asegurarse de que los pequeños estén preparados para este gran cambio que van a experimentar. Motivarlos para que éste se produzca será vital, así como intentar que poco a poco vayan tomando conciencia de su importancia. Una ayuda será hacerle entender al pequeño que se está haciendo mayor y todas las ventajas que le traerá el no usar pañal.

¿Cómo podemos quitar el pañal sin tensiones ni desvelos?

Muchos padres se centran en cuestiones de logística sin atender a las psicológicas que son, en definitiva, mucho más importantes para lograrlo sin traumas ni llantos. Es verdad que la llegada de las buenas temperaturas es un momento óptimo....pero ¿para quién? Lógicamente para los padres porque no es lo mismo mojarte y estar en 30 grados que a cuatro. Sin embargo no todos los niños están preparados cuando llega ese momento de buenas temperaturas. Un niño que tiene dos años en verano puede tener 24 meses o 30 y la diferencia en autonomía a esas edades es enorme. Y, por supuesto, no todos los niños son iguales ni maduran al mismo tiempo. Por lo tanto la época sí es buena pero no siempre servirá para todos los pequeños. Así que lo más importante es tener en cuenta las cuestiones psicológicas que la experta nos aconseja a continuación:

1. Paciencia y respeto:

Es imposible determinar con total certeza cuándo tu hijo dejará el pañal definitivamente. En general, se estima que los 2-3 años será la edad en la que los niños comiencen a dejar de usarlo, pero eso no quiere decir que en algunos casos se pueda retrasar, cada familia es un mundo y según las capacidades y la situación del pequeño, dependerá el antes o el después de que este cambio se produzca.

Es imprescindible armarse de paciencia y tratar de respetar sus plazos, así como no adelantarse al cambio antes de que él pueda estar preparado. Habrá una serie de requisitos que nos van a indicar si ha llegado el momento de este gran paso:

Que el niño ya empiece a tener capacidad de verbalizar su necesidad por este cambio, se dé cuenta que sus amigos y compañeros ya no lo usan, comience a molestarle el pañal o incluso que pase varias horas con el pañal seco serán unas pequeñas señales que indiquen a los padres que el pequeño comienza a estar preparado para dejar el pañal de lado. Si tu hijo es muy autónomo, el cambio será mucho más fácil de llevar.

2. Sin prisas:

Sin embargo también se da el caso contrario, es decir, que el niño todavía no sea capaz de bajarse por sí solo los pantalones, que tenga las habilidades motrices poco desarrolladas o incluso que coja miedo a hacerlo. Ahí nos daremos cuenta que el cambio resultará un poco más complicado y habrá que irles enseñando poco a poco, guiarlos sobre cómo hacerlo, sin prisas, con paciencia y cariño.

Es importante no presionar al pequeño en que tiene que controlarse y dejar de usar el pañal, ya que de esa manera solo se conseguirá que se agobie y frustre y así, el proceso de cambio costará más de lo que podamos imaginar. Cada niño tiene su ritmo, negarlo solo traerá consecuencias negativas para ambas partes.

3. La rutina, fundamental:

Si se da el caso de que de repente haya un cambio importante en el hogar, en la vida de la familia, se puede ralentizar este proceso o incluso provocar que se dé un paso atrás en él. Hay que tratar de crear una estabilidad emocional, incluso que los padres estén preparados a llevarlo a cabo. Será importante hacerlo con tiempo y paciencia, tratándolo desde el principio con total normalidad y con cero preocupaciones, evitando que el pequeño pueda verse influido por cualquier circunstancia externa a él.

4. Utilizar juegos:

Si el niño tiene un problema físico, como por ejemplo, que sea estreñido, puede ocurrir que el proceso sea más lento de lo normal. El pequeño no querrá hacer caca porque sentirá que le duele al hacerlo, pero lo que no entiende es que el evitarlo le provocará mayor dolor. Es importante hacer que él lo entienda y lo comprenda.

Una opción interesante será utilizar juegos o incluso cuentos para que al pequeño le sea más fácil perder el miedo. Con ello conseguiremos de forma amena e interactiva que pueda entender la idea de que cuanto más vaya al baño y menos se aguante, el dolor irá cediendo y será mejor para él.

5. Es un proceso colectivo y de motivación:

Serán los padres quienes transmitan seguridad y ganas por llevar a cabo un paso adelante en el crecimiento del pequeño. La motivación es la clave. Si se sienten nerviosos, inseguros o incluso estresados porque algo no sale como esperaban, ello repercutirá directamente en la motivación del pequeño.

No parar de preguntar si el pequeño tiene ganas de ir al baño solo será contraproducente, pues solo se conseguirá que se sienta incómodo, agobiándolo y creando un problema donde no lo hay. Lo importante será tratar de normalizar esta situación, llevarla a cabo de forma natural.

Será importante no reñirle si se hace pis encima, al contrario decirle que no pasa nada, que poco a poco irá aprendiendo. También felicitarlo cuando vaya él solo al baño por primera vez. La motivación será imprescindible la hora de llevar a cabo este cambio. “Lo importante en cualquier aprendizaje es que tu hijo se sienta querido, que sepa que estás ahí para ayudarle y sea capaz de pedir ayuda si lo necesita” explica Nuria.

La forma en que se lo tomen los padres influirá bastante en el grado de éxito o fracaso de esta operación. Si sienten que se está convirtiendo en un problema o incluso puede que les supere, será recomendable que pidan ayuda a un experto, quien los guiará para poder sobrellevar de la mejor forma posible esta situación.