Mitos y leyendas

Así es el puente gallego de la fertilidad donde tus hijos acabarán llamándose Alberto o Alberta

En este rincón gallego el vientre materno se bendice con el agua del río Umia

Así es el puente gallego de la fertilidad donde tus hijos acabarán llamándose Alberto o Alberta
Así es el puente gallego de la fertilidad donde tus hijos acabarán llamándose Alberto o AlbertaGuíate Galicia

A caballo entre los municipios de Ribadumia y Vilanova de Arousa, en la comarca do Salnés, se alza Ponte Arnelas, un puente del siglo XVI al que la leyenda ha denominado como el "Ponte dos Padriños".

Este nombre no es casual. Está ligado a un antiguo rito de fertilidad que aún hoy despierta curiosidad.

Construido en piedra durante el reinado de Felipe II sobre las aguas del río Umia, Ponte Arnelas servía para unir los dos municipios, y como escenario de un ritual mágico destinado a las mujeres con dificultades para gestar o llevar a término sus embarazos.

Imagen del puente sobre el río Umia
Imagen del puente sobre el río UmiaO Salnés

Según cuenta la leyenda, aquellas que sufrían abortos espontáneos o no conseguían concebir acudían al puente con una comitiva para realizar un peculiar "bautismo prenatal".

El ritual comenzaba a medianoche. La mujer y su grupo debían impedir que ningún animal o persona cruzase el puente, guardando absoluto silencio hasta que un hombre lo atravesase de forma espontánea.

Ese primer transeúnte era invitado a verter agua del Umia sobre el vientre de la futura madre, simbolizando un acto de bendición cargado de esperanza. A continuación, todos compartían una cena a orillas del río. Como cierre del rito, la vajilla utilizada era arrojada desde el puente por encima de sus cabezas.

Ponte Arnelas
Ponte ArnelasTurismo de Galicia

Si el embarazo llegaba a buen puerto, aquel hombre se convertía oficialmente en el padrino del niño o niña, que recibía el nombre de Alberto o Alberta, en honor a la imagen de San Alberto que preside el cruceiro junto al puente.

Esta tradición, mezcla de superstición popular y espiritualidad pagana, atrajo durante siglos a mujeres de toda Galicia, convirtiendo a Ponte Arnelas en un lugar de culto discreto pero profundamente enraizado.