Lo primero que preguntó Joaquín Sabina nada más despertar tras ser operado por un derrame cerebral, fue: “¿cuándo podré volver a cantar?”. El artista parece no tener constancia de sus achaques ni de su edad. A sus 71 años no quiere pensar en la retirada, incluso se cabrea cuando le hablan de una posible jubilación. En una ocasión me dijo que “si Mick Jagger puede seguir en activo, y es mayor que yo, puedo hacer lo mismo mientras me sienta con las fuerzas suficientes como para no defraudar al público”. Pero del dicho al hecho… Joaquín, que no hace mucho superó un ictus, ha vuelto a enfrentarse a la adversidad.

Ayer por la noche, mientras celebraba en el madrileño WiZink Center un concierto con su amigo Joan Manuel Serrat, sufrió un percance tan grave que tuvieron que llevarle urgentemente al Hospital Ruber Internacional. Estaba terminando de cantar un tema y se cayó del escenario con tan mala fortuna que se dio un fuerte golpe en la cabeza. Los médicos que le atendieron detectaron un hematoma intracraneal, un derrame cerebral y un problema en el hombro.

Afortunadamente, la intervención resultó todo un éxito y, aunque sigue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del centro sanitario, su situación es estable y continuará en observación durante cuarenta y ocho horas.

Como anécdota, contar que ayer mismo, Joaquín celebraba su 71 cumpleaños y en su ánimo estaba acudir anoche a una fiesta con sus amigos. Tras suspenderse el concierto, se ha fijado como nueva fecha para que los dos amigos se reencuentren con su público el 22 de mayo.

Los continuos problemas de salud de Joaquín Sabina

La mala salud de hierro del cantante le ha dado unos cuantos sustos en sus últimos veinte años de vida. El de ayer es el tercer concierto que ha tenido que suspender en el mismo escenario de anoche. En el 2014 sufrió una crisis de pánico escénico y un grave problema estomacal. Cuatro años después, se quedó sin voz en medio del escenario. Una disfonía aguda le obligó a la cancelación de los conciertos que le faltaban por cumplir en la gira ‘Lo niego todo’. Si nos remontamos al 2001, fue víctima de un derrame cerebral. Y poco después, de una depresión.

La lista se completa con una tendinitis en el pie izquierdo, mareos varios, una hernia ventral, una caída doméstica, una diverticulitis aguda, un hematoma en un ojo… No extrañan sus palabras marcadas por la resignación: “envejecer es una mierda”.