Alicia Sornosa: «El mundo no está tan mal como dicen»

–La vuelta al mundo en moto. ¿Para qué?

–Para demostrar que las mujeres podemos hacer lo mismo que los hombres.

–¿Qué ha logrado olvidar?

–La tele, el estrés, lo superfluo, la crisis, la angustia de quererlo todo ya.

–¿El gran descubrimiento?

–Soy más valiente de lo que creía y la gente es más buena de lo que imaginaba.

–¿Le tenía terror a...?

–A estar sola mucho tiempo. Lo estuve. El terror desaparecía, a veces, hablando conmigo misma.

–¿Apuros?

–Cuando me robaron las tarjetas y el dinero y un loco en coche me sacó de la carretera. Casi me mata.

–¿Dónde lloró?

–En los desiertos de África y en las montañas de Etiopía. Era mucha la soledad. Echaba de menos a mi perro.

–La aventura le habrá costado un dineral...

–Unos 30.000 euros. Tuve patrocinadores, escribí en revistas como «Autoaventura 4x4» o «Club Moto 1», di charlas en los concesionarios de motos BMW y trabajé para una empresa dedicada al medio ambiente.

–No habrá tenido tiempo para ligar...

–Pero sí para enamorarme de un chileno guía de motos. Me caí en San Pedro de Atacama, en el desierto, y la moto me aplastó un pie. Él me llevaba a caballito a comer y al baño.

–Un ángel. ¿Adónde no volvería?

–A Egipto. No me gustó toparme con tantos radicales.

–¿Y dónde se dijo «aquí me quedaría a vivir»?

–En Kenia, en Melbourne, en Canadá...

–¿Qué ha aprendido en esa vuelta al mundo?

–Paciencia y solidaridad. Y que el mundo no está tan mal como nos cuentan. Es maravilloso.

–Sobre todo cuando nos llevan a caballito...