La entrevista de Amilibia
Andrés Pérez Domínguez: «Todos llevamos un espía dentro»
Profesión: escritor. Nació: en 1969, en Sevilla.Por qué está aquí: presenta su novela «El silencio de tu nombre» (Plaza y Janés).
–A sus protagonistas les persiguen la policía española, los nazis, los comunistas y la CIA. ¿No es más peligroso que te persiga un banco?
–Ahora mismo, sí. Yo prefiero que me persiga la CIA a un banco.
–Cuenta los negocios de la España franquista con los nazis...
–Y negocios importantes: les vendimos wolframio y les aceptamos oro que procedía del expolio de los países ocupados.
–Finalizada la II Guerra Mundial acogimos a muchos nazis. ¿Por qué?
–Por afinidad ideológica y por la miseria de aquellos años: los refugiados nazis traían mucho dinero.
–De la guerra le interesan los efectos colaterales que tiene en las personas.
–Los sentimientos y todo lo que tiene que ver con el espionaje: la traición, la lealtad y el heroísmo. Y el idealismo.
–Los idealistas son peligrosos porque creen en lo que dicen...
–Ésa es la opinión de los poderosos que no quieren moverse de la silla.
–En sus novelas las mujeres son más fuertes y valientes que los hombres. ¿Sueña constantemente con Angela Merkel?
–Ja, ja, ja. Espero que los lectores las perciban más guapas y sugerentes.
–Le tira mucho el mundo del espionaje. ¿Es un espía frustrado?
–No, pero todos llevamos un espía dentro.
–¿Y la traición? Boadella se declara traidor a Cataluña...
–Yo no descarto ser traidor algún día. La traición es inevitable.
–¿Artur Mas es un traidor?
–No. Exagera él y exageramos los demás. Quiero creer que no va en serio.
–Dice que cuando se dedicó a escribir muchos pensaban que estaba loco. ¿Lo está?
–No, pero soy un idealista y gracias a eso no me ha ido mal. Gracias a que soy osado y cabezota he encontrado mi hueco.
–Ha ganado un montón de premios. ¿Qué les da a los jurados?
–Me gustaría creer que calidad literaria. No tengo enchufes, palabra.
–Se ha dicho que en España es fácil que te den premios, lo difícil es merecerlos...
–Hay mucha leyenda negra, la mayoría infundada, en torno a los premios.
–Sí, ya se duda hasta del Gordo de Navidad...
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