Libros

Londres

Ari Behn, el «Masako» noruego

La princesa María Luisa de Noruega, con Ari Behn
La princesa María Luisa de Noruega, con Ari BehnlarazonGtres Online

«Soy un deprimido crónico, y cada vez me hundo con mayor intensidad». Es el propio yerno del rey Harald de Noruega quien no titubea en abrir su alma, «llena de luz y oscuridad», y explicar sus problemas depresivos. Ari Behn no es sólo una persona excéntrica y existencialmente perdida, sino incapaz de ser feliz, como él mismo ha reconocido en numerosas ocasiones. «Soy alguien al que la gente cree conocer, pero al que nadie conoce, y eso dificulta la relación entre dos personas. Me gusta estar solo porque me da una sensación de libertad no comprometida», confesó recientemente a la revista noruega «Massiv».

Hoy Ari se siente, a sus 40 años, cada vez más deprimido y antisocial: «Voy a morir sin ninguna compañía, solo y amargado. Es como si nunca fuera capaz de atarme a nadie del todo». Algo que ha provocado no pocas crisis matrimoniales con su esposa, la princesa Marta Luisa de Noruega: «Más tarde o más temprano me echarán a patadas de casa, porque ni siquiera yo me soporto».

Bohemio decadente

Por si quedara alguna duda, el pasado sábado el «Masako noruego» –la esposa del heredero al trono nipón ha sido apodada como «princesa triste» por sus continuas depresiones– apareció en la boda de Magdalena de Suecia luciendo una melena completamente canosa. En apenas dos meses, este bohemio decadente ha pasado de peinar unas interesantes canas en las sienes a tener el aspecto de alguien que le dobla la edad. «Sufre un grave trastorno de la personalidad llamado "distinia", que según la American Psychiatric Association, es el padecimiento de tristeza crónica», afirma el doctor Enrique Rojas, catedrático de psiquiatría especializado en depresión y trastornos de la personalidad. Este tipo de diagnóstico conlleva un desajuste de la personalidad que no ha sido tratado. «Somos seres psicosomáticos, por lo que cualquier tensión, emoción o conflicto no resuelto provoca respuestas en nuestro cuerpo que pueden ir desde la aparición de arrugas a la alopecia, la diarrea o los cambios en el color del pelo». El doctor Rojas afirma que las personas sin equilibro psicológico pueden sufrir estas transformaciones en espacios de tiempo muy breves, máxime si se trata de personajes públicos.

A pesar de que se acaba de trasladar a Londres con su mujer y sus tres hijas (Maud Angelica, de 10 años; Leah Isadora, de 8; y Emma Tallulah, de 4), Ari Behn no consigue escapar a la polémica. Ya tuvo que «huir» de la corte del rey Harald porque allí es muy criticado por sus excentricidades y salidas de tono (en una ocasión grabó un vídeo en el que criticaba a George W. Bush, aliado de Noruega, y defendía el régimen talibán; en otra, confesó votar al Partido Laborista, algo que causó un gran revuelo en los círculos monárquicos), pero incluso en las islas británicas consigue hacerse con las portadas de los tabloides. En abril, Ari se sentó a mendigar en el lujoso barrio de Islington con una botella de vino y una gorra para recibir limosna, algo que encendió los ánimos de más de un ciudadano. Al final se descubrió que era una estrategia de marketing con un doble sentido: por un lado, reírse de la prensa noruega, que le acusa de llevar una vida lujosa y desenfrenada a costa de su mujer; por otro, publicitar «Mandala», una marca de vino que ha lanzado al mercado, y su colección de cuadros. Y es que este estrambótico danés vive entregado al arte: licenciado en Historia y Religión y escritor de cierto renombre, de joven frecuentó ambientes decadentes y coqueteó con las drogas y los ambientes homosexuales para acabar pintando llamativos y coloristas cuadros en su estudio de Londres. De hecho, hace dos meses presentó su colección en la Gallery Pan de la capital inglesa. Thea Steen, periodista en «Dagbladet», afirma que sus pinturas alcanzan el precio de 13.000 euros, y que en las primeras dos horas de exposición consiguió vender un par de ellos. Una de las pinturas, titulada «Keep calm and carry on», levantó numerosas críticas: mostraba la cabeza del asesino Anders Breivik empalada por dos estacas. Es lo que el propio Ari definió como una «regurgitación emocional».

Y si sus actos son fuente de escándalo y rumores (desde aparecer en un documental en Las Vegas junto a varias prostitutas consumiendo cocaína hasta pasear por Barcelona travestido y acompañado de Carmen de Mairena), sus declaraciones no lo son menos. En su última entrevista, confesó tener problemas con el alcohol: «Me vuelvo cerrado y oscuro si bebo demasiado, tan desagradable como muchos sospechan que soy en realidad».

Al príncipe noruego no le importa airear sus intimidades y ha confesado que mantiene una «relación abierta» con su mujer: «Nos permitimos flirtear con otras personas. En ese tema, somos muy libres». Y es que la princesa Marta Luisa también arrastra una serie de excentricidades que han hecho que, a pesar de ser la primogénita de los reyes noruegos, a sus padres no les importe que haya trasladado su residencia a Inglaterra. La joven asegura fervientemente que tiene la capacidad de comunicarse con los ángeles, por lo que no sólo acude a congresos a explicar el fenómeno –en marzo asistió a la Feria Alternativa de Bergen–, sino que ha puesto en marcha una «academia celestial» donde enseña esta facultad por el módico precio de 3.000 euros. Ver para creer.