Lifestyle
Brihuega se convierte en «el festejo de los visones»
Había expectación y hasta morbo en la localidad de La Alcarria por ver cómo reorganizaron su ya tradicional corrida que abarrota la zona y transforma sus angostas y empinadas calles en una fiesta cargada de jóvenes y famosos. Una buena manera de madrugar para disfrutar de un festejo y de una cita taurina que llena aquello de populares como Norma Duval, un tanto opulenta al lucir visones dorados hasta los pies de Vinizio Pajaro, o la elegancia reducida por el frío de Nieves Álvarez, que no parecía ella, enfundada en un chaleco guateado gris, nada llamativo. Comieron todos juntos un buen cordero en una mesa para veinte comensales, bien organizada en el mesón San Jorge, lo mejorcito de la zona. Lo acompañaron con judías pintas con chorizo y una buena tortilla de patata alabada por la exquisita Laura Barbat, mientras Katia Guerrero y María Longoria prefirieron optar por un local más rústico y jaranero, especializado en gambas a la gabardina.
Hubo casos y cosas extrañas, como el asunto entre Norma y Belén Quijada, que levantaron sospechas sobre un posible enfado. O Carmen Lomana, vestida con una chaqueta «tweed» entallada como para pasear por Serrano, a penas iba abrigada con un poncho en tonos crema, por lo que su hermana, María José, acabó cediéndole su abrigo ya que el aire de la sierra casi le devuelve más tersura a su piel que los tratamientos de Maribel Yébenes. Rafael Amargo exhibió un atuendo juvenil: una chaqueta de rayas a lo estudiante británico y visera. Lo acompañaron su madre y su hijo de ocho años, que «tiene mi barbilla y los ojos de Yolanda», comentó con su amigo José Manuel Parada. El periodista mantiene ese aire suyo de despistado intencionado, aunque disfrutó de la paella como Jaime Ostos, que hoy cumple 82 años. A él, le pregunté por su hijo Jaime Jr. y no dudó en arremeter contra Susana García Cereceda, hermana de su nuera Yolanda, por el juicio que sigue entre ambas. La pareja supo superar los problemas iniciales de su relación, sintieron un flechazo y se dieron el «sí, quiero».
Toreros como Ordóñez o El Viti compusieron en el pasado tardes inolvidables, y así lo evocó ayer Alipio Pérez-Tabernero, cerca de Curro Vázquez y Manolito Chopera, quien bromeó junto a Mari Ángeles Sanz y Mari Ángeles Grajal. Le faltaba el yate a Grajal, observaron cerca de Loli Hormaechea, que pasa unos días con Carmen Martínez-Bordiú. Anteanoche cenaron en Casa Juan, con María Jesús Ruiz, a donde fue sin el desguazador –aunque éste pidió que le pasasen la cuenta– y levantó todo tipo de rumores. Juan Hormaechea prepara sus memorias, tal y como me anticipó su hermana, que no soltó su bolso de Vuitton en todo el día. Por su parte, la risueña Miss España parece feliz con su polémico novio, José María Gil, que amargó la última etapa de Belén Ordóñez al no pagarle el alquiler de su piso sevillano, vecino a La Maestranza.
También estuvo presente Arancha de Benito, a quien no dejaron de preguntar sobre qué piensa de Romina o de ver a Guti en su papel de jurado televisivo. Y es que el ex futbolista rompe con la indumentaria típica al lucir pajarita a pie de la piscina en «Splash», porque siempre fue un «dandy» sobresaliente entre los del Real Madrid. Abundaron los visones en exceso, por lo que ésta ya se conoce como «la corrida de las pieles»; no es mal eslogan e incluso puede crear tendencia.
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