Carlos Quílez: «Me corrompería por el amor de una mujer»

–«Cerdos y gallinas». ¿Quiénes son los cerdos y quiénes las gallinas?

–Los cerdos son los amigos que no te fallan nunca. Las gallinas son los amigos de conveniencia.

–¿Y usted es...?

–Soy un cerdo al que le gustan los cerdos.

–Dice que su novela es una fotografía de la perversión y la soberbia con las que actúa el poder. ¿Quién queda peor parado en la foto?

–La foto es decepcionante en bloque. Salen peor la casta política y la casta periodística.

–Es director de análisis de la Oficina Antifraude y Contra la Corrupción de Cataluña. ¿Depende de la Generalitat o...?

–Del parlamento de Cataluña. Estoy en la Administración, y, como ve, desde ella se puede criticar al poder.

–Pero el poder le puede despedir...

–Espero que no. Sólo lo haría si mintiera, creo.

–¿Qué le parece lo que se está publicando sobre Pujol y Mas, lo de las cuentas en Suiza, el 4 %...?

–Todos, los que denuncian y los denunciados, tendrían que ser más valientes y aclararlo todo ante la opinión pública. Decir la verdad.

–Un economista indignado ha dicho que éste es un país de chorizos...

–No lo creo. La clase política no es corrupta, ni lo es la Policía, la Justicia o la Prensa. Hay una minoría de chorizos que actúan con impunidad, eso sí.

–¿La corrupción es lo peor que nos puede pasar o...?

–Lo peor es que la corrupción se extienda de la mano del crimen organizado.

–¿Se llevaría 10 millones de un banco si tuviera la seguridad de que no iba a ir a la cárcel ni le iban a perseguir?

–No, no me los llevaría jamás. Soy raro.

–En su novela no se salva nadie. ¿Usted por qué se corrompería?

–Por el amor de una mujer.

–No es una novela de buenos y malos, sino de la condición humana, dice.

–No me gusta dividir el mundo en buenos y malos. Eso falla mucho.

–Claro: hay malos entre los buenos y buenos entre los malos...