Daniel Diges: «Si no me controlaran sería una cabra loca»

–«Hoy no me puedo levantar». ¿Le cuesta levantarse?

–No. Y además me levanto con mucha hambre.

–Repasemos los temas del musical. «Quiero vivir en la ciudad». ¿Nada de campo o playa, como Alaska?

–No, soy muy de campo y playa y cada vez me gustan menos las ciudades.

–«No hay marcha en Nueva York». ¿Y aquí cómo está la marcha?

–En crisis. Está en crisis hasta el botellón.

–«Maquillaje». ¿Con qué se maquillan los políticos?

–Con palabras, diciendo, por ejemplo, «vamos a nombrar una comisión que llegue hasta el final del caso».

–«Por la cara». ¿Qué ha conseguido así?

–Actuar en algunos musicales con mucho baile sin tener gran idea de danza. Hice cuatro piruetas y le eché mucho morro en el casting.

–«Mujer contra mujer». ¿El peor enemigo de la mujer es la mujer?

–Sí, siempre hay guerras entre ellas: el peor enemigo del ser humano siempre es el ser humano.

–«Lía». ¿Le lían con facilidad?

–Sí. Me dejo. Me lían mi hijo, mi mujer, los amigos...

–«No controles». ¿Controla o es controlado?

–Dejo que me controlen, si no sería una cabra loca.

–«Perdido en mi habitación». ¿Qué le pierde?

–La comida. Tengo un «coach» para cuidar mis ejercicios y la comida.

–«Cruz de navajas». ¿Su cruz?

–El despiste. He tenido la cartera tres días olvidada en el teatro y yo buscando por mi casa.

–«Barco a Venus». ¿Al monte o al planeta?

–Al planeta. Más que nada por vivir ese viaje, porque lo que importa es el viaje, no la meta.

–«Un año más». ¿Eso es lo que pedirá cuando llegue a los 90 años?

–No. Creo que a los noventa no pediré más. Ya está bien.

–«La fuerza del destino». ¿Cree en el destino o en el azar?

–En el destino, y creo que el mío es cantar y actuar, y ayudar a los que quieren actuar y cantar.

–«El destino baraja, y nosotros jugamos» (Schopenhauer).