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Elisabetta, ni una palabra de Clooney

Elisabetta, afincada en Los Ángeles, asegura tener «identidad profesional» y quiere centrarse en su carrera
Elisabetta, afincada en Los Ángeles, asegura tener «identidad profesional» y quiere centrarse en su carreralarazon

Un elegante y céntrico hotel de Milán. Aunque llega tarde, la espera merece la pena. Elisabetta Canalis aparece y su presencia inunda la habitación. Es presumida pero no vanidosa; coqueta pero no engreída. Luce una camiseta rota con un punto macarra: una calavera militar con las orejas de Mickey Mouse observan al que tenga la suerte de mirar a la modelo a la cara. Ha combinado la prenda, que deja al descubierto un sujetador de encaje negro, con una falda negra de vuelo muy femenina. «Una amiga diseñadora me envió un vestido precioso para que me pusiera hoy, pero en el último momento decidí que no, que quería ser yo misma. Lo que ves hoy es lo que soy». No se considera una «tresndsetter»; casi al revés: se define como masculina, aunque aclara: «¡Soy una mujer al cien por cien!». Quizá por ello la marca Sheen by Casio la ha escogido comao embajadora de una nueva línea de relojes para aquellas que combinan lo deportivo con la elegancia.

Seductora, moderna y con estilo, la italiana afirma compartir más unas cualidades que otras: «Estos relojes son perfectos para mí, porque me encanta vestir de forma relajada, casual, e incluso deportiva». Elisabetta es fan de las artes marciales y de la lucha, además de practicar la natación. «He encontrado aquello que me hace sentir realmente bien, con mi físico y conmigo misma. Alcancé un equilibrio y conseguí el cuerpo que siempre había querido. Pero, aun así, cuando veo a las modelos de hoy, les grito: ¡volved a vuestros planetas!». Canalis no tiene miedo a decir las cosas claras, aunque hay determinados temas que no está dispuesta a tocar. O no le permiten abordar. Por ello, cuando se menciona el tema de George Clooney, se cierra en banda. Fue una época difícil para ella, y después de su ruptura, tuvo que permanecer dos años apartada de la vida pública, porque su vida personal había tomado las riendas de la vida profesional. «He conseguido volver a hacer lo que hacía antes de estar con él, y me he acostumbrado a la fama. Tengo muchísimos proyectos, y le doy las gracias a Dios todos los días porque todavía trabajo en la moda y aún puedo hacerlo tanto en Europa como en el extranjero».

El inicio «no fue un cuento de hadas»

Ahora, la modelo y presentadora vive y trabaja en Los Ángeles, donde dice tener «identidad profesional». En su tiempo fue criticada por intentar triunfar lejos de las fronteras patrias –«los italianos somos muy italianos, y no aceptamos que la gente busque el éxito fuera»–, pero, en el fondo, cree que sus fans la echan mucho de menos. Por eso, aunque lleva tres años viviendo en Estados Unidos, no descarta volver: «Llegará un momento en el que deba tomar una decisión, pero no sólo por motivos profesionales, sino también personales».

Canalis se ha medido a sí misma y afirma que «lo importante es saber para qué eres bueno y entender qué es lo que tienes que hacer... Y, sobre todo, qué te gusta. Así que si puedo elegir, quiero trabajar en la comedia. No sé si soy muy divertida, pero de lo que estoy segura es de que me divierto muchísimo», bromea Canalis. Cuando decidió que quería ser modelo, tampoco cumplía los requisitos: «No fue un cuento de hadas. Veía a mujeres como Kate Moss, tan horriblemente delgadas y andróginas, y tenía ganas de rendirme. Yo tenía muchísimas curvas». Pero un día, en una fiesta, el que se convirtiría en su agente le dijo: «Están buscando a alguien como tú». Y así es como se convirtió en una de las «showgirls» de «Striscia la Notizia». «Mi padre siguió pagándome la matrícula en la universidad durante cuatro años más. Pero no era lo suficientemente buena para compatibilizarlo con esa nueva responsabilidad», confiesa. Ahora, es feliz avanzando poco a poco en su carrera: «Sólo quiero trabajar».