José Luis Saiz: «No permito que la situación me devore»

–Hace teatro para 15 espectadores, viernes y sábados, en el salón de su casa. ¿Por qué?

–Es una cuestión de dignidad. No permito que la situación me devore. Me harté de que dijeran «no» a mis propuestas.

–Así que es un acto de dignidad, no un negocio...

–Claro. Con quince personas a ocho euros ya me contará. Es una manera de decir: estamos aquí y seguimos vivos.

–Si hace gira, ¿llevará la obra a su cocina, a su dormitorio, a su...?

–Ja, ja, ja. Si hay gira será por los salones de varias casas de amigos.

–¿Una salida al paro está en ofrecer en el salón de casa para...?

–Todo lo que se le ocurra: performances, té con pastas caseras, tertulias políticas...

–¿Con políticos o sin políticos?

–Sin políticos. Ellos no dialogan: dan mensajes, dan doctrina.

–¿Funcionaría una especie de Gran Hermano familiar?

–Sí, pero eso ya lo tenemos en las tragedias griegas, en Aristófanes, Sófocles...Lo de ahora es una imitación vulgar.

–Se está haciendo porno casero para sobrevivir a la crisis...

–Lo sé. No me veo haciendo porno en mi salón: no tengo edad ni cuerpo.

–¿Está creando tendencia?

–Sí. Es el tiempo del aprovechamiento de los espacios insólitos.

–¿Ha pensado en otros?

–Sí. Por ejemplo, dentro de un taxi. Sólo sería para cuatro espectadores.

–Por un suplemento, podría ofrecer cañas y tapas después de la función...

–Mejor que los espectadores traigan algo. ¿No lo hacían antes las visitas?

–¿Qué obra representaría en el salón de la casa de Bárcenas?

–«Coge el dinero y corre», de Woody Allen.

–¿Y en el de la duquesa de Alba?

–«El zoo de cristal» o «Un tranvía llamado deseo», de Tennessee Williams.

–¿Y en el salón de Olvido Hormigos?

–«Monólogos de la vagina», de Eve Ensler.

–¿Qué obra representaría en el salón de La Moncloa?

–«Esperando a Godot», de Beckett.

–O «Bien está todo lo que bien acaba», de Shakespeare.