Madrid

La Duquesa de Alba no reconoció a una amiga íntima

Acudió a una revisión en un hospital de Sevilla

La duquesa de Alba al abandonar la clínica de Sevilla
La duquesa de Alba al abandonar la clínica de Sevillalarazon

Las primeras alarmas saltaron el pasado sábado cuando la Duquesa de Alba no asistió en el último momento al enlace de Miguel Solís, hijo de su gran amiga Carmen Tello, con Paloma Valenzuela en Sevilla.

Las primeras alarmas saltaron el pasado sábado cuando la Duquesa de Alba no asistió en el último momento al enlace de Miguel Solís, hijo de su gran amiga Carmen Tello, con Paloma Valenzuela en Sevilla. Incluso ya había solicitado el vestido a los diseñadores Victorio&Lucchino para lucirlo del brazo de su marido. Aunque inicialmente tenía previsto ir a toda costa, según su círculo íntimo, finalmente no acudió porque no quería tener que estar postrada en una silla de ruedas durante la ceremonia, ya que ahora mismo es casi necesaria. Ayer, Doña Cayetana fue al Hospital Sagrado Corazón de Sevilla para realizarse una revisión rutinaria acompañada de su inseparable Alfonso Díez. En los últimos meses se ha hablado mucho del empeoramiento del estado de salud de la Duquesa, pero hasta ahora las explicaciones que recibíamos de su entorno más próximo sobre su deterioro físico eran catarros mal curados y problemas de movilidad tras la caída que sufrió en su último viaje a Roma y por la que tuvo que someterse a una operación de urgencia tras romperse la cabeza del fémur.

Pero la realidad es que la semana pasada fue una de las peores que ha pasado durante los últimos años. La aristócrata recibió en el Palacio de Dueñas una visita de una amiga íntima a la que ve casi a diario. Tras más de dos horas de encuentro, la Duquesa de Alba aseguró que no sabía quién era la persona con la que había estado conversando, algo que hasta ahora no había ocurrido nunca. En ese mismo instante su círculo se movilizó para solucionarlo. La preocupación fue tal que un equipo de médicos, encabezado por el doctor Francisco Trujillo, se trasladó hasta su domicilio sevillano con la intención de averiguar qué es lo que estaba sucediendo. En un primer análisis los doctores determinaron que la válvula que se le implantó en 2009 en el cerebro, que pretendía mejorar los problemas de hidrocefalia que padecía y mejorar así su calidad de vida, podría estar obstruida.

Menos animada

Por eso ayer Cayetana tuvo que acudir a esa revisión, que muchos medios interpretaron como una hospitalización urgente, para analizar exactamente cuál es el problema y los pasos a seguir. En principio, y según los expertos, habría dos opciones a considerar: limpiarla y con ello desobstruirla, o cambiar la parte de la válvula que se encuentra en el oído y que podría ser la causante del problema. De hecho, en los últimos meses había perdido mucha capacidad auditiva y ése era uno de los motivos por los cuales se habían reducido considerablemente sus habituales salidas. Sus amigos aseguran a LA RAZÓN que hay días que está un poco más animada, pero que, por lo general, el ánimo de Cayetana, de 88 años, va menguando porque ve que su cuerpo no rinde como a ella le gustaría, acostumbrada a dar largos paseos y a asistir a actos benéficos. Los médicos que la tratan están muy esperanzados y confían en esos cambios que quieren realizar en la válvula, ya que si dan los mismos buenos resultados que obtuvieron en la anterior intervención el cambio a mejor en sus condiciones físicas podría ser radical para seguir haciendo una vida normal.