Isabel Pantoja
La Pantoja adelgaza por culpa de su hija
Crece y se expande como nieve derretida el malestar en Baqueira por la presencia de un provocador. Y es que allí descansan estos días los duques de Palma junto a su descendencia y a la Infanta Elena. Ellos esquían mientras sigue fresco el incidente protagonizado el día 28 por la mayor de los Borbón y un reportero de Cosmo Press –un individuo que se mueve entre Rafa Márquez, Haydy Mitchell y Alejandro Sanz–. Más bien por los guardaespaldas de la hermana del Príncipe Felipe, pues fueron ellos el objetivo del rebote del periodista, a los que empezó a increpar a gritos: «¡Me está golpeando el escolta! ¡Me está agrediendo!». Los presentes quedaron perplejos ante tamaña desfachatez. Parece que el personaje le ha cogido gusto a la cosa, porque hace apenas seis meses protagonizó un incidente similar con Doña Cristina. Ocurrió en La Diagonal, en Barcelona, a las puertas de La Caixa. El reportero perseguía a la Infanta y, cuando le pidieron la identificación, se hizo pasar por un turista que curioseaba. La persecución continuó en cuanto la pequeña de los Borbón abandonó su trabajo. Corrió tras ella, tropezó y cayó al suelo, y ahí empezó su estratagema vociferante: «¡El escolta me ha pegado! ¡Me han pegado los guardaespaldas de la Infanta!». Por último, me confirman que el pasado 23 de diciembre, cuando fueron a ver «Sonrisas y lágrimas» –porque les desaconsejaron «El Rey León»–, fue Letizia, y no Doña Sofía, quien evitó que la salida familiar fuese advertida a la Prensa. Pudo más su deseo de anonimato.
Mientras, las hijas de Maika Vergara se despedazan televisivamente por una herencia. La difunta estaba en la nómina de Julián Muñoz en la alcaldía marbellí y montó inventos tan increíbles como un romance entre Belén Esteban y el entonces menor de edad Miguel Ángel Muñoz, con «top-less» incluído. Ardiz pergeñado junto a mi comadre Cristina Blanco, antigua vidente de los famosos que, si hoy yo contase a quiénes aconsejaba, provocaría infartos. Fueron tiempos en los que, al igual que Maika a niveles periodísticos, la bruja se adueñó de Marbella, urdiendo intrigas, recelos, miedos y amenazas bajo la imagen plácida de «hermosa gordita». Compartía vecindario con Julián Muñoz y Mayte Zaldívar en aquella época en la que todo iba bien para el ex alcalde.
Hoy se junta en el banquillo con una Isabel Pantoja irreconocible. ¡Cuánto ha perdido! Y no es por el trastorno judicial, sino por problemas caseros. Chelo García-Cortés propició un encuentro entre Chabelita, la hija de la artista –hoy convertida en toda una mujer, pero aún menor– y un noviete. Chelo les cedió su piso de Jorge Juan como nido de amor pasajero. Isabel montó en cólera y rompió con su, hasta entonces, más firme defensora –incluso más que Raquel Bollo–. De ahí el enflaquecimiento de la tonadillera, que incluso en familia no vive sus mejores momentos.
Y es que el año se presenta calentito judicialmente hablando. El 14 de enero, Fran Rivera y Eugenita se verán las caras por la patria potestad de su hija. Se ha convertido en un sinvivir para la Duquesa, que aún no comprende por qué su ex yerno preferido ha optado por asestarles un golpe tan bajo. Era el predilecto de una prole que bate récords en separaciones. No se salva ni uno.
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