Con identidad propia

T res manzanas cambiaron el mundo. La que Eva se comió, la que cayó sobre la cabeza de Newton y la de Steve Jobs, que revolucionó el mercado informático dando lugar a nuevas tecnologías y consiguiendo que lo lejano se convirtiera en cercano. En Asia dicen que la cuarta manzana viene de la mano de SKINC, que ha convertido su sérum en el antiaging más potente y efectivo del mercado.

Ésta es la presentación de la que fui testigo en Singapur la semana pasada, en la que el producto estrella de la casa brilló y sorprendió por sus propiedades: aseguraron que tiene unos componentes que dan firmeza y elasticidad a la piel, reducen las líneas de expresión, minimizan los poros y aclaran la pigmentación de la piel. Se trata de un tratamiento de choque de cuatro semanas que actúa como un programa anti–aging y que trabaja en las capas más profundas de nuestra piel. Durante tres días he comprobado cómo funciona este laboratorio con sede principal en Japón, en donde no sólo prestan atención al proceso de elaboración del producto sino que también ponen especial cuidado en su empaquetado. Hoy en día la clave está en destacar: Louis Vuitton patentó su logo convirtiéndolo en un símbolo mundial , el muñeco rollizo de Michelin convirtió a un neumático en una figura con personalidad propia y Apple es la manzana (con el permiso de Eva).

Obedeciendo a la expresión «una imagen vale más que mil palabras» y a los tres requisitos que ha de reunir un logo –sencillez, coherencia y facilidad para memorizarlo–, SKINC ha recurrido a los colores y a la personalización de sus sérums, convirtiéndolos en una de las firmas con más premios dentro de la cosmética en Asia, tanto por su calidad como por su diseño. Hoy no nos queda más remedio que entender la simbiosis que estas dos variables juegan a la hora de determinar el éxito de un producto.

Lo más «in»

Qué: AGE- REVIVAL. STEAM CELL SERUM (en la imagen de la derecha). Producto estrella en Asia, recién llegado a Europa de la mano de www.iloveskinc.com.

Además: cada piel exige un tratamiento personalizado, ya que no todos somos iguales e, incluso, los distintos momentos vitales y contextos que vive una persona hacen que tenga que adaptar sus cuidados. Por ejemplo, la exposición a los cambios de temperatura o a los hormonales nos obliga a modificar el uso que hacemos de la cosmética. De ahí que la casa presente diversos sérums.