Londres

Harry: se acabó la fiesta

Harry, durante su visita a una base militar en Plymouth, Gran Bretaña, el pasado agosto
Harry, durante su visita a una base militar en Plymouth, Gran Bretaña, el pasado agostolarazon

Dicen que a toda alma salvaje le llega su etapa de calma. Y parece que al príncipe Harry le ha llegado su momento. El hijo menor de Diana ha anunciado esta semana que deja su trabajo como piloto de helicóptero en el Ejército para encabezar un proyecto que cuenta con el beneplácito de Palacio: traer a Londres los llamados «Warrior Games», competiciones al estilo paralímpico que sólo se celebran en EE UU y están pensados únicamente para los militares heridos o amputados en conflicto. La reina Isabel II y su marido el duque de Edimburgo, un ex oficial de la Marina, habrían dado ya su visto bueno.

La noticia ha llegado por sorpresa. Con el nacimiento del príncipe Jorge, el primogénito de Guillermo y Catalina, Harry pasó a ser cuarto en la línea de sucesión. Por su espíritu rebelde y aventurero, los expertos en realeza llegaron a pensar que pasaría más temporadas en primer línea de guerra, algo que siempre fue su pasión. Sin embargo, el príncipe ha dado por concluida su etapa en el regimiento y, tal y como explica un portavoz de Buckingham, entre sus nuevas responsabilidades estará ahora la de coordinar proyectos y eventos conmemorativos relacionados con el Ejército. El joven, de 29 años, ha estado varias veces de misión en Afganistán y sus responsables han destacado su labor como piloto de la Fuerza Área asegurando que siempre quiso ser considerado «uno más» en el campamento. Pero, a diferencia de cualquier otro militar, Harry siempre ha tenido que compaginar sus labores con los compromisos de Palacio. Fue precisamente en una visita oficial a Colorado en mayo cuando descubrió esta competición deportiva al participar en la ceremonia de apertura. Una fuente de alto rango aseguró esta semana al rotativo «The Evening Standard» que quedó completamente enamorado del proyecto. «Cree que será un evento increíble que pondrá el foco en los problemas a los que se enfrentan las personas heridas en la primera línea y servirá para inspirar a los militares y al público en general. Espera también que sea televisado para llegar a más gente», recalca. De momento, falta la aprobación de Downing Street, pero se da por hecho que Harry cuenta con gran apoyo entre la clase política y que juega a su favor el hecho de que las instalaciones estén ya construidas tras las celebración de las Olimpiadas de 2012.

Lo cierto es que el hijo rebelde de Diana siempre ha estado muy implicado en causas benéficas para militares. Es más, a finales del año pasado participó en una misión en la Antártida para apoyar a los soldados heridos. El reto era caminar 335 kilómetros en condiciones extremas y cuando llegaron a la meta, brindó champán con la pierna ortopédica de uno de los participantes. La anécdota salió a la luz cuando todo el equipo participó en una rueda de prensa para contar la experiencia. Sus compañeros de aventuras rebelaron las habilidades del príncipe para construir letrinas.

Cressida marca terreno

La cita con la Prensa coincidió con el anuncio de la muerte de Christopher Shaw, el padrastro de Cressida Bonas, la joven con la que sale desde hace más de un año. Pero no quiso pronunciarse al respecto. Los rumores alrededor de la pareja no cesan. Durante la Navidad se llegó a hablar de ruptura, pero unas fotos recientes de ambos entrando en una hamburguesería han dejado claro que, si hubo crisis, está superada. Eso sí, de planes de boda no se habla. Ella es muy joven –tiene 24 años– y la madurez que ahora tiene el príncipe en el terreno profesional quiere llevarla también al terreno personal, por lo que todo va mucho más despacio. Sus locas salidas nocturnas han dado paso a cenas en casa con comida para llevar. Ambos quieren conocerse y ver si lo suyo funciona, porque está claro que comprometerse con un príncipe lleva implícito una serie de derechos y obligaciones que ella debe valorar. Dicen que Cressie, que se graduó con honores en el Conservatorio de Trinity Laban de música y danza en Londres, tiene talento, pero teme conseguir papeles por ser novia de, en vez de por méritos propios. Además, lleva extremadamente mal tener guardaespaldas y se niega a ir en coche oficial, poniendo en aprietos a los responsables de seguridad. De todos modos, sabía a lo que se enfrentaba: su hermana, Isabella Calthorpe, estuvo saliendo una temporada con el príncipe Guillermo y vivió muy cerca estar bajo el radar de la familia real, una familia a la que, quién sabe, algún día podría pertenecer.