Famosos

La Duquesa de Alba no podrá salir durante un mes

Doña Cayetana y su esposo, Alfonso Díez, durante la presentación del libro de la Duquesa, «Lo que la vida me ha enseñado»
Doña Cayetana y su esposo, Alfonso Díez, durante la presentación del libro de la Duquesa, «Lo que la vida me ha enseñado»larazon

Sevilla es una fiesta permanente, como aquel París mitificado por Hemingway. Nada puede con su ánimo jaranero en el aire de la Duquesa de Alba, que esta tarde no asistirá como pretendía al bodón de Fernando Solís, primogénito de Carmen Tello y el marqués de Solís. Cayetana lo intentó, pero sus médicos –con el doctor Trujillo y el traumatólogo Salvat a la cabeza– se lo han prohibido. Lleva tres días moviéndose relativamente en un tacatá palaciego por Dueñas, a donde llegó en un vuelo privado desde Roma. Le costó un riñón, igual que la clínica privada donde la trataron de su rotura de fémur, nada que ver con la generosidad bética donde todos la atienden gratis. Corajuda, pidió a los Victorio y Lucchino que siguieran haciendo el traje gris estampado en rosa que les había encargado para la ceremonia. Ya lo tiene en su armario y lo estrenará cuando sea, queda en casita, y bien que lo siente, porque en la cena será representada por su esposo, Alfonso Díez. La ceremonia tendrá lugar en la iglesia de El Salvador, a un paso del Palacio Cuna, donde 600 invitados se sentarán en la cena casamentera repartidos por el patio, las azoteas y los salones.

Bodas así son fuente generadora de riqueza: abarrotan los hoteles, mueven servicios de restauración y dan trabajo a talleres como los del dúo de modistas sevillanos, que también vestirán de azul pavo real a la estupenda madre amadrinadora. Su diseño será en tono acerado con reflejos metalizados y evitaron hacerlo en raso brillante, que aumentaría el calor de los 26 grados previstos. Llevará guantes y cuello de pico, que realza a la esposa de Curro Romero, matador que en septiembre cumple 80 años y sigue haciendo dos horas diarias de gimnasia. Es contemporáneo de Montserrat Caballé y como son de genio parecido suelen bromear con: «Nacimos un año de buena cosecha». Resultan insuperables y la diva proyecta reaparecer el próximo 25 en Santander tras seis meses recuperándose de la rotura de húmero sufrida en su gira siberiana. El hombro todavía le duele y está que no puede más como Sevilla, expectante ante las «celebrities» de esta tarde, igual que ocurrió hace un año, cuando Carmen Solís dio el «sí, quiero» y en la cena supimos del accidente de Ortega Cano, quien parece que también está en vísperas matrimoniales con la frutera Ana María. Es la madre de su primer hijo biológico, corta el bacalao doméstico y por ello piensa vender la Yerbabuena, creada en tiempos de ilusionada entrega a Rocío Jurado. Pide seis millones y le ofrecen cuatro. Proyecta instalarse en la luminosa Sanlúcar, feudo de los Medina Sidonia, porque sabe que en Castilblanco de los Arroyos no le quieren, aunque bien es cierto que aportó turismo al pueblo.