La fiebre amarilla

Por fin llega la tan esperada noche de fin de año y, con ella, la excusa perfecta para arreglarnos, incluso con trajes largos para las más elegantes. Son contadas las ocasiones en las que nos vestimos de largo anualmente: bodas de noche y algún baile o cena muy elegante, pero cada vez es menos habitual. Por este motivo en Nochevieja me encanta aprovechar, a la antigua usanza, para sacar mis mejores galas.

2012 destaca por haber sido el año en que más amarillo se ha visto en alfombras rojas y eventos particulares por las «trend setters» mundiales. ¿Será que la crisis nos asocia con el amarillo indirectamente? El caso es que este color tan chillón suele ser el gran olvidado porque es muy difícil que siente bien (especialmente con la piel pálida del invierno) pero a mí, personalmente, me encanta. Para acabar el año me decanto por esta joya amarillo flúor del diseñador italiano Giambatista Valli y me uno a la fiebre amarilla saliéndome de escepticismos.