Asturias
La Reina Letizia diseñó los vestidos de sus hijas
Una semana antes de la proclamación de Felipe VI sonó el teléfono del pequeño taller de las modistas asturianas Teresa Fernández Castro y Nieves García Torres. «Necesito urgentemente dos vestidos», sonó al otro lado de la línea. La Reina Letizia, con el tiempo encima, realizaba un encargo muy específico. Fue ella quien, sabiendo perfectamente cómo quería vestir a sus hijas, diseñó personalmente los ya célebres vestidos empolvados de Doña Leonor y Doña Sofía que se convirtieron en una de las sorpresas del día. Nada más comenzar el acto, las apuestas crecían: ¿sería Nanos la firma elegida? ¿O tal vez Pili Carrera, que vistió a sus homónimas holandesas? Nadie se podía imaginar que iban a ser dos modestas señoras de un pequeño pueblo del norte que han invertido toda una vida en la artesanía textil y que únicamente son conocidas en Asturias, si bien las tornas han cambiado y ahora España y el mundo entero se han hecho eco de sus diseños. En Gijón ya las paran por la calle para darles la enhorabuena. Estas dos encantadoras mujeres están viviendo, probablemente, uno de los momentos más importantes y felices de su vida profesional y personal. Se están empezando a abrir y aunque en un principio querían preservar el anonimato –por respeto a Doña Letizia–, LA RAZÓN ha conseguido entrevistarlas y han hablado de la que es su clienta más importante.
Los cuatro requisitos
Los nervios se palpaban en el pequeño local, toda la atención, centrada en la voz que daba instrucciones desde el otro lado del teléfono. Teresa y Nieves escucharon la explicación sobre cuáles eran los cuatro requisitos fundamentales de los vestidos: deberían ser «diseños sencillos y elegantes», «de manga francesa», «tonos empolvados» y, lo más importante: la tela. Doña Letizia especificó que debía tratarse de seda natural con mezcla de algodón brocado. «Ella misma los diseñó y eligió las telas, y nosotras sólo hicimos el trabajo de coser. Tuvimos que ir Oviedo para conseguir los tejidos, porque no la encontrábamos en ningún sitio. Eran de gran calidad y muy cara y, al final, tras buscar y buscar, conseguimos en Oviedo los metros justos para hacer los dos vestidos; si hubiera habido algún fallo, nos habríamos quedado sin tela. Nosotras no utilizamos bocetos, lo hacemos sobre la marcha, ya que las medidas de las niñas las tenemos desde hace tiempo», explica Teresa Fernández Castro . Junto con los trajes, Teresa y Nieves enviaron unas medias que realzaran el color de las piernas y dos broches de hortensias secas. La manga francesa era otro requisito indispensable, ya que a Doña Letizia le llegaron muchos más diseños de otras firmas –incluso de París–, pero ninguno de ellos cumplía este requisito, indispensable para la Reina. Las dos modistas, encantadas con el encargo, se pusieron manos a la obra en seguida. Comenzaron a coser el miércoles y no cesaron hasta el domingo anterior a la proclamación. Nieves y Teresa tenían un pequeño taller que cerraron y ahora realizan todos sus encargos desde un pisito en la calle Dindurra, 22-2º.
Cabe pensar que el hecho de que la Reina se haya decantado por la artesanía antes que por unos diseños de grandes firmas ha sido un detalle, un gesto hacia su tierra asturiana y una reivindicación del trabajo humilde y esforzado, además de una ayuda en los tiempos de crisis que corren para las pequeñas empresas que tienen que salir adelante. «Nuestros precios oscilan entre los 100 y los 200 euros. El trabajo artesanal es muy duro y nos dejamos los ojos y la espalda. Lo que nosotras hacemos es artesanía», apostilla la modista, mientras explica cómo la Reina, una vez más, hace alarde de su empatía con los pequeños comercios: «En tiempos de crisiscomo estos se agradece mucho. De hecho, Doña Letizia no acepta que le regalemos los diseños, sino que insiste en pagar siempre porque dice que valora el trabajo. Eso la honra. La artesanía la hace gente muy mayor porque no da dinero y es una profesión antigua que los jóvenes no quieren aprender. Solemos cobrar tres euros la hora: no es rentable. Hemos notado mucho la crisis, aunque la empezamos a sentir más tarde que el resto de España».
Los únicos diseños que sí fueron un regalo tienen relación directa con el momento en el que la conocieron: «No conocía a Doña Letizia antes de casarse con el Príncipe porque ella es de Oviedo y nosotras de Gijón. HaceN trajes de Comunión y un día una señora de Oviedo nos dijo que su hermana era íntima amiga de la Princesa. De hecho, vivían en el mismo bloque. Nos dijo que podríamos mandarles algunos vestidos para ver si le gustaban, y así lo hicimos con pocas esperanzas de que realmente llegara a vestir con ellos a las Infantas. ¡Cuál fue nuestra sorpresa cuando al día siguiente vimos a Doña Sofía y Doña Leonor con nuestros diseños! Quisimos regalárselos, pero ella no quiere aprovecharse de su posición, quiere pagar el trabajo. Yo creo que los cogió por hacernos un favor y luego le gustaron. A lo mejor a las grandes firmas se los acepta gratis, pero a nosotras no», cuenta Teresa. Sin embargo, no fue hasta 2009 cuando pudieron conocerse en persona en Candás: «No queríamos pasar a saludarla, nos daba mucha vergüenza, pero los agentes de seguridad empezaron a preguntar por nosotras entre el público y al final enseñamos nuestros documentos de identidad y pasamos al Colegio San Félix. Ella es muy cercana y humana, se nota que ha vivido por el mundo, es muy humilde. Estoy orgullosa de que sea la Reina, conozco a su madre (y a su abuela, pero sólo de vista) y es encantadora».
Aunque, como ya se sabe, no es la primera vez que la Reina acude al trabajo artesanal de Teresa y Nieves para salvar algún que otro diseño para sus hijas: «Nosotras llevamos haciéndoles vestidos desde 2008. Uno de los más especiales que hemos realizado es el que utilizaron para la Comunión del hijo de Doña Cristina, Miguel». En otras ocasiones también ha contado con ellas, como por ejemplo «los trajes que lucieron en las vacaciones de Mallorca de 2008 o en el posado oficial en el que Leonor sale con su padre, y su abuelo», afirma Teresa, que añade que no cree que las llamen para encargarles muchos más diseños porque las niñas se hacen mayores y ellas hacen trajes más clásicos, «aunque ojalá lo hiciera».
Teresa afirma que Doña Letizia será una Reina fantástica y hará muy bien su trabajo y admite que es lo que le hacía falta a Felipe VI. «No digo esto porque se hayan puesto mis vestidos, lo digo porque es lo que pienso de verdad», bromea la asturiana.
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