Moda

Moda de realeza

Máxima de Holanda durante la cena de gala
Máxima de Holanda durante la cena de galalarazon

Miradas cómplices, una sonrisa que contagia, ilusión en las caras de las pequeñas princesas, Amalia, Alexia y Ariane. Todo esto se pudo vivir en la coronación holandesa, que ofreció una pasarela real en donde cabe destacar la elegancia de las invitadas. El protocolo manda y la etiqueta exigida por los anfitriones debe de seguirse a rajatabla, por lo que las pamelas, sombreros y tocados adquirieron un gran protagonismo.

Doña Letizia llevó un tocado disco con pétalos de organza y plumas de María Nieto. La princesa Mary de Dinamarca o la Duquesa de Cornualles lucieron elegantes tocados de inspiración floral donde predominaron los tonos grises y plateados. Por otra parte, tanto Victoria de Suecia como Matilde de Bélgica se decantaron por las pamelas, mientras que la Jequesa de Qatar se mantuvo fiel a su tradicional turbante. Tal fue el desfile de dichos accesorios que en algunos casos dejaron en segundo lugar a los vestidos, en donde cabe destacar los tonos nude y la repetición de modelos ya utilizados en anteriores ocasiones, con los que transmitir un mensaje de austeridad. Sin duda, un mensaje claro por parte de las casas reales, en donde la de Holanda, de la mano de Máxima, siguió el ejemplo, con el maravilloso vestido de Valentino, color rojo sangre decorado con volantes, para la cena previa a la condecoración. La Princesa Letizia se decantó por tres vestidos de Felipe Varela, su diseñador de cabecera, de los que debo destacar el acertadísimo traje gris titanio, de mangas semitransparentes, cuello redondo y cuerpo de encaje entallado a la cintura. Optó por combinarlo con un bolso de tipo pochette, en ante de color hematite, de Magrit. Sin grandes excesos y siguiendo el procotolo de acudir de largo, la Princesa de Asturias volvió una vez más a situarse entre las más elegantes de los actos reales. Holanda se tiñó de naranja para celebrar un acontecimiento único que formará parte de la historia.