Sevilla
Una última tarde con su hombre de novela, Manuel Carlos
MADRID- Todos le buscan, aunque Manuel Carlos era, hasta ayer, otro más de los ancianos olvidados en La Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla, un lugar en el que se atiende a mayores y disminuidos físicos y psíquicos sin recursos. Después del triste día de ayer, todo el mundo querrá saber cómo veía él a su amiga María de Villota, ya que fue la última persona de su círculo con la que compartió antes de fallecer una agradable charla en un bar. La conoció por casualidad, mientras la piloto hacía tiempo en la ciudad andaluza antes de reunirse con su equipo, y de una sencilla pregunta –«Disculpe, ¿la catedral?»– nació una amistad que bien mereció su propio artículo en la revista en la que De Villota participaba y también el que fue su último «tweet» a las 16:44 de la tarde del jueves–«Con mi amigo Manuel, ya os hable de el en @yo_dona Un gusto volver a verle y charlar». El programa de La Sexta «Jugones», habló ayer con Manuel, que relató cómo había sido el reencuentro. De Villota le regaló su libro, «La vida es un regalo», firmado y le demostró cómo había vuelto a recuperar masa muscular gracias a los entrenamientos a los que se sometía con la intención de volver a correr en la pista. «Aún no me lo creo. Me lo repiten, pero yo siento que está durmiento y que vendrá», reconocía el anciano en televisión.
«Hoy me reencuentro con un amigo que no veo desde hace años... Vamos a dar un paseo como el día que nos conocimos #díagrande», escribía De Villota en su Twitter momentos antes de la cita. La profesional de Fórmula 1 describió a Manuel Carlos como un hombre «sacado de una novela por su planta y su forma de hablar, rotunda y poética. Tremendamente culto y enamorado de Sevilla, me contaba su historia a la vez que nos acercábamos a una capilla. [...] Parecía solo, sin rumbo. Me hablaba de su familia, pero no parecía que viviese con ellos».
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