La entrevista de Amilibia

Miguel Illescas: «Nos damos jaque a nosotros mismos»

Profesión: Gran Maestro Internacional de Ajedrez.. Nació: en 1965, en Barcelona.. Por qué está aquí: por su libro «Jaque mate» (Alienta Editorial).

Miguel Illescas: «Nos damos jaque a nosotros mismos»
Miguel Illescas: «Nos damos jaque a nosotros mismos»larazon

–«Jaque mate». Cómo aplicar las estrategias del ajedrez en las empresas y el ámbito profesional. ¿El ajedrez nos lleva al éxito?

–A tomar mejores decisiones, y eso puede llevarnos al éxito.

–¿En estos momentos las empresas necesitan talento, estrategias, paciencia, táctica, actitud, reinvertarse o...?

–Todo eso y creatividad, saber adaptarse a los cambios, porque éstos han venido para quedarse. Hay que cambiar o morir.

–¿Los políticos deberían aprender a jugar al ajedrez para...?

–Ganar coherencia, porque, entre otras cosas, jugar al ajedrez requiere ser honesto con uno mismo.

–En esta crisis, ¿la ambición de las torres la están pagando los peones?

–Sí. Alguna torre ha caído, pero son los peones quienes pagan la crisis.

–¿Quién le da jaque a España?

–Nosotros mismos. Es un «autojaque» que nos damos desde hace tiempo.

–¿Y qué o quién nos puede dar jaque mate?

–Nuestra tozudez: ir por un camino que está visto que no funciona. El ajedrez enseña a saber cambiar de plan al primer error.

–Nos están pidiendo que sacrifiquemos muchas piezas.

–Sí, nos piden un esfuerzo desproporcionado a los peones. Es una estrategia injusta.

–¿Alemania juega con blancas y el sur de la UE con negras?

–Alemania juega con piezas de ventaja. Y se aprovecha de eso.

–Fue entrenador del campeón mundial Vladimir Krámnik. ¿Se dejaba aconsejar?

–Sí, pero sin reconocerlo. Decía que no iba a hacer lo que yo le indicaba, pero luego lo hacía. Un campeón puede ser arrogante, pero no estúpido.

–Fue miembro del grupo técnico de la computadora IBM Deep Blue creada para jugar al ajedrez. Hay rumores de que ahora dirige el FMI.

–Ja, ja, ja. Casi nos iría mejor. Tomaría medidas drásticas. En economía, una máquina haría lo más justo. No tiene amiguetes ni corazón.

–O sea, que nos iría mejor si una máquina nos gobernara.

–Sería más ecuánime, pero mucho más aburrido: meterse con una computadora no tendría gracia, ¿no cree?

–Siempre podríamos criticar su sistema de enchufes.