Opinión

La crónica de Amilibia: Apuesten en la porra de la Moncloa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados, a 27 de abril de 2022, en Madrid (España).
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados, a 27 de abril de 2022, en Madrid (España).Alberto OrtegaEuropa Press

Leo que la Moncloa, que está a la última en Inteligencia Artificial (IA) quizá para compensar la ausencia de la otra, emplea algoritmos para controlar la imagen de Sánchez. Un algoritmo es una lista de instrucciones para resolver un problema abstracto, me dicen. O sea, que ya tenemos a Sánchez definido como una abstracción, tal que un Miró o un Saura, pero en guapo. Algo es algo. Pero ¿cuál es el problema? Eso solo lo saben el CNI, Bolaños y Él, la abstracción. No soy experto en algoritmos, en Inteligencia Artificial, ni en abstracciones, pero deduzco que se trata de un sistema para controlar todo lo que se dice del presi, o sea, lo negativo, lo positivo y lo mediopensionista. Me imagino, por tanto, que también tendrán controlados a los que hablan o escriben bien o mal de Él.

La primera duda razonable: ¿piensan publicar los resultados? Por ejemplo: 100.132 a favor, 100.987 en contra y 100.065 no se sabe (no se sabe porque los algoritmos de la IA no reconocen aún las ironías o coñas). Ahora que la pista central del circo está animada con la cosa del espionaje, en el Gobierno se estudia, dicen, el lanzamiento de la Gran Porra de la Moncloa: los jugadores apostarían cada semana sobre el número exacto de críticas positivas, negativas y «nosesabe».

Los resultados de los algoritmos monclovitas se publicarían los lunes junto al número de acertantes, con premios también para las aproximaciones. Cuentan las lenguas viperinas que al presi le entusiasma el proyecto y además quiere que se llame la Gran Polla de la Moncloa: un guiño a como se denominan las apuestas en la América hispana. Begoña y Bolaños tratan de convencerle de que suena un poco excesivo.