Valencia
Sandra Mir: «España tiene una gran capacidad de olvido»
Profesión: periodista.. Nació: en 1977, en Valencia.. Por qué está aquí: por el libro «¡Mamá, quiero ser político!» (La Esfera), que ha escrito con Gabriel Cruz.
–«¡Mamá, quiero ser político!». ¿Ya no quieren ser artistas?
–No. Los políticos están mejor pagados y su carrera es más larga.
–Es un oficio desprestigiado. ¿Por qué cree que quieren ser políticos?
–Por lo mismo que querrían ser funcionarios: para solucionar su vida en tiempos difíciles sin necesidad de mucha preparación.
–La clase política es el tercer problema del país. ¿Sabe por qué?
–Nos han decepcionado mucho. Son la razón del desencanto.
–¿Y a usted no le tienta la política, no le gustaría estar ahí?
–No. Me gustaría que hubiera buenos políticos. Parece que en la política hay que tragar mucho y olvidarse de los ideales. No va conmigo.
–¿Sería mejor un mundo sin políticos, con sólo gestores?
–Soy muy tecnócrata. Los políticos–gestores son pocos. Ojalá hubiera más.
–Dígame que cabrea más a los ciudadanos de los políticos...
–La impunidad, el despilfarro, las mentiras, etcétera.
–¿Los necesitamos para odiarlos?
–Yo no odio a los políticos, son necesarios si lo hacen bien; si lo hacen mal, mejor que haya sólo gestores.
–¿Los necesitamos para culparles de todos los males?
–No. La culpa de todo la tenemos todos. Si no hacemos nada ante lo que pasa, la culpa también es nuestra.
–¿Son el espejo de nuestra sociedad?
–Sí. En nuestra sociedad todo vale y no existe la meritocracia. Eso se refleja en la política, en los políticos.
–Su poder ha menguado, manda el mercado. ¿No es mejor ser banquero?
–Sí, la verdad. Habría que cantar: «Mamá, quiero ser político... y cuando me retire, banquero».
–Si tuviera que elegir, ¿preferiría ser Soraya Sáenz de Santamaría o Ana Patricia Botín?
–Ana Patricia Botín.
–El arte de la supervivencia de los políticos consiste en lograr que olvidemos sus errores, escribe. ¿Cómo lo hacen?
–Desviando nuestra atención con otros acontecimientos y sobre todo confiando en que España tiene una gran capacidad de olvido.
–Hay un hombre que no olvida: el olvidado.
✕
Accede a tu cuenta para comentar