Gente

Toñi Moreno y Rosana se reconcilian en la recta final del embarazo

Mientras, Isa P. y Alejandro Albalá se verán las caras a finales de año en un acto de conciliación y Bertín Osborne vuelve al country

La presentadora Toñi Moreno y la cantante Rosana durante la presentacion del libro "Diccionario de las cosas que no supe explicarte"/ Gtres
La presentadora Toñi Moreno y la cantante Rosana durante la presentacion del libro "Diccionario de las cosas que no supe explicarte"/ Gtreslarazon

Mientras, Isa P. y Alejandro Albalá se verán las caras a finales de año en un acto de conciliación y Bertín Osborne vuelve al country.

No se le debería cuestionar tanto a Toñi Moreno su intensa relación con la estupenda canaria Rosana. A pesar de todos los rumores que rondaban sobre ellas acerca de una posible ruptura, en las últimas imágenes de la pareja parecen en su mejor momento tras superar un corto y reciente bache, algo que ocurre en las mejores familias, qué voy a contarles. Están viviendo un momento de lo más especial, después de que la presentadora anunciase su embarazo a comienzos del verano. Además, el viernes se conoció que Moreno recibirá el Premio Iris del Jurado 2019 en noviembre. Lo que está claro es que juntas pueden con todo, no hay nada ni nadie que las separe y se echan a la espalda los comentarios desfavorables.

En el ojo del huracán

Del mismo modo lo hace la cada vez mejor Isa Pantoja, a la que Alejandro Albalá pide una indemnización de 300.000 euros por supuestas «injurias y calumnias». Al parecer, así olvida y supera el evidente resquemor. En el Puerto de Santamaría está presentando el caso y ella no comprende tal forma de reaccionar, aunque debería estar advertida de cómo se las gasta el que durante tres años la amó. Si ella se niega, el afectado recurrirá a una querella criminal. Parece casi una venganza tras el «ahí te quedas». Con 23 años estupendos y lucidos, a Isa le resulta un inesperado y doble disparate. No sale del asombro y le puede la depresión aumentada por los problemas familiares, especialmente con su madre, Isabel Pantoja y su hermano, Kiko, agrandados por este inesperado cabreo. Incluso hablaron de una boda que acabaron rompiendo y tras la que ella dio una entrevista y denunció «celos obsesivos» y de cómo Alejandro le controlaba el teléfono mientras ella descansaba añadiendo alguna declaración sin duda hecha desde el despecho.

El santanderino la cita en un acto de conciliación que anuncian para finales de año, buena manera de rematarlo si acaban entendiéndose a base de prodigar disculpas y si Isa no reconoce el supuesto carácter injurioso y calumniador de sus lamentables afirmaciones. Si no responde a la demanda, habrá querella criminal, que son ya palabras mayores. Tales reacciones tan furibundas no son frecuentes en el artisteo. Isa P. se siente respaldada por el éxito de «Ahora estoy mejor», su primer trabajo, que ya roza los cuatro millones de visitas. Nunca lo hubiera imaginado, de ahí que se haya crecido y en las opiniones de su ex vea más de lo que realmente hay. A esto se le llama mear fuera del tiesto, ya no digamos rabieta o desamor. En estos casos tan temperamentales es mejor dejar que la cosa se enfríe antes de caer en lo ridículo y acabar cual un mal chiste en boca de todos.

El galán se «americaniza»

Para Bertín Osborne es una mirada hacia atrás sin ninguna ira. Su reciente «americanización» supone más bien nostalgia de los doce o catorce años, ya no recuerda cuántos, que pasó entre California y Miami, donde empezaron a lloverle las novias. Con 63 años que no aparenta, el jerezano vuelve al country de su juventud. Ahora está de vuelta, sabe mucho más y ya no tiembla al salir al escenario. De la auténtica época dorada hoy ya solo hay melancolía. Le hice múltiples entrevistas porque era elemento sobresaliente del éxito español en los Estados Unidos junto con Raphael y Julio Iglesias, ya míticos y eternizados por la fidelidad de un público latino que venera a sus figuras. De ellos deberíamos aprender, le comento a Bertín, que se relanza fuerte dividiéndose entre los dos continentes. La edad no cuenta en estos casos, pero sirve de experiencia para no repetir errores anteriores, dice sin suspiros ni añoranzas. Bertín sabe el terreno que pisa y cuánto cuesta mantenerse. Ahí seguirá tan ilusionado como al principio. Conserva el aspecto juvenil ya sin el cuestionador tufillo de «niño de casa bien» que lo envolvió aquel tiempo tan feliz.