Buenos Aires
¿Hay que volver a intentarlo?
Además de la tristeza de no haberlo conseguido, la capital se queda ahora ante una nueva encrucijada: ¿seguir o no seguir? Madrid ha recibido tres rechazos del Comité Olímpico Internacional (COI), a cada cual peor. La elección de Japón evita el estigma de la rotación continental, pero todos esperan una oleada de candidaturas europeas para 2024. París, Roma y Berlín tienen muchos números y es posible que Estambul siga empeñada en el sueño olímpico.
Desde luego que la capital tiene y va a seguir teniendo el 80% de las infraestructuras terminado y un proyecto compacto que ya es muy difícil de mejorar. En 2017, en un lugar por determinar, el COI elegirá los siguientes Juegos de verano, lo que supone que, a más tardar en 2015, Madrid debe decidir si sigue contemplando la posibilidad.
A su favor tiene la experiencia más que sobrada en la carrera olímpica y la reserva del estadio olímpico de La Peineta, puesto que en el convenio de permuta con el Vicente Calderón se preveía una candidatura también en 2024. Igualmente, a esas alturas tal y como explicó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la crisis económica ya se verá por el espejo retrovisor y la economía española volverá a tener capacidad de gasto para invertir en nuevas infraestructuras.
Además, siempre puede renovarse el proyecto, haciendo borrón y cuenta nueva para reinventarse y cumplir por fin el sueño de lograr la aprobación del Comité Olímpico Internacional. Nuevas sedes, una revolución en la organización o mayores inversiones para crear no sólo una Villa Olímpica sino toda una ciudad olímpica pueden ser la clave para conseguir la medalla de oro. Por ver estará el apoyo de las administraciones ,que, hasta ahora, ha sido unánime en las tres candidaturas, y lo mismo ocurre con los patrocinadores, fieles a todas las citas incluso cuando más se apretaban el cinturón. En duda queda el apoyo popular, aunque 85.000 voluntarios olímpicos hagan creer que la ilusión, aunque sea en el último momento, persiste.
Pero el cansancio, la ira y el sabor agridulce que dice que «el COI no nos quiere» también quedan y los mismos que se han entregado con pasión a la carrera olímpica están rojos de ira ante la bofetada de ni siquiera quedar en la final de Buenos Aires. Lo mismo ocurre con la oposición política, puesto que tanto Izquierda Unida como UPyD han dicho no al gasto extraordinario que supone competir por los Juegos.
También está, cómo no, el cansancio político. Tanto el Ayuntamiento de Madrid como el propio Comité Olímpico Español (COE) han trabajado hasta la extenuación para tener contento al por poco tiempo ya presidente del COI, Jacques Rogge, y tanto rechazo es más que amargo. De todos es conocido que Alejandro Blanco, presidente de la candidatura y del COE, es uno de los emisarios más habituales del COI para resolver todo tipo de conflictos con los comités nacionales o las federaciones deportivas, y todo ese trabajo no ha recibido ningún tipo de recompensa.
En el Palacio de Cibeles y en el Partido Popular muchos han ligado el futuro político de la alcaldesa, Ana Botella, a la victoria o derrota en Buenos Aires y, aunque se puede decidir continuar antes de las elecciones municipales de 2015, lo prudente sería que quien esté al frente del consistorio madrileño después de estos comicios sea quien tome la decisión.
Y, por último, serán también los madrileños quienes decidan seguir entregando su corazón a la pasión olímpica que tantas lágrimas les ha hecho verter.
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