París
La ex amante del supuesto parricida de Nantes pide protección a la Policía
Nada más ver por televisión el macabro hallazgo en la casa familiar de Nantes de los cinco cadáveres de Agnes y sus hijos, llamó a una amiga íntima y, juntas, se presentaron en la Comisaría más cercana.
Explicó su historia a los agentes y les mostró la última carta recibida del hombre que había sido su amante hasta 2009, Xabier Dupont de Ligonnes, y al que se buscaba ahora como presunto autor de un crimen terrible, calculado en frío hasta en sus mínimos detalles: el asesinato de toda su familia. La carta, breve, había sido entregada a Correos la víspera de la matanza. Traía este párrafo: «Hemos pasado buenos tiempos juntos; ahora te toca conocer la desgracia».
La mujer, cuyo nombre no es necesario hacer público, había sido condiscípula de Xavier Dupont en el bachillerato. Treinta años después, internet les puso en contacto. Vivieron un tórrido romance de año y medio. Ella, empresaria de éxito, le prestó 50.000 euros, pero le hizo reconocer la deuda por escrito. Tras la ruptura, él se negó a pagar. Ella, sin nada que perder, llevó el asunto a los tribunales. En la comisaría enseñó también copias de los e-mails cruzados a raíz del pleito. En uno de los últimos, Xavier Dupont sostenía: «No te voy a pagar. Es más: deberías darme dinero».
Las autoridades han aconsejado a la mujer que cambie de domicilio. Pese al enorme despliegue policial, el fugitivo, al que se supone provisto de la misma escopeta con la que presuntamente mató mientras dormían a su mujer y a sus cuatro hijos, parece haberse esfumado. La última pista le situaba el 14 de abril en la localidad de Roque-Brune-sur-Agnes, en la Costa Azul. Se había alojado en un hotel barato de carretera, donde dejó abandonado su vehículo. La noche anterior, sin embargo, ocupó una de las habitaciones más caras de un hotel de cinco estrellas en Pontet, a unos doscientos kilómetros más al norte. Allí, se dio una opípara cena. Según la autopsia, su familia había hallado la muerte sólo 24 horas antes.
A medida que se suceden las revelaciones sobre el «drama de Nantes», como lo ha bautizado la Prensa francesa, los psicólogos de la Policía se muestran más y más confusos a la hora de retratar la personalidad del fugitivo. Aunque hay que contar, explicaban, con la posibilidad del suicido, no sería de extrañar que, en su paranoia, Xabier Dupont de Ligonnes crea que ya nada «le ata» para comenzar una nueva vida.
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