Congreso Extraordinario del PSOE
Rubalcaba pide silencio al Gobierno y al PSOE sobre su futuro
Suma y sigue. La salida del Gobierno de Alfredo Pérez Rubalcaba está y seguirá en boca de propios y extraños hasta que el candidato del PSOE anuncie su decisión.
El vicepresidente se las prometía felices después de que el pasado jueves contestara con un airado «agradezco los consejos, pero que se los ahorren porque en este caso sé cuándo y cómo debo hacerlo» a Felipe González cuando éste le aconsejó abandonar ya el Ejecutivo para dedicarse en cuerpo y alma a su candidatura. Tanto él como el Comité Electoral pensaron que con aquella salida frenrían en seco cualquier comentario al respecto. Pues nada de eso. Ayer por la mañana, el ministro de Trabajo volvía a la carga y aseguraba que el vicepresidente abandonaría el Gobierno.
Sus declaraciones no gustaron ni al candidato ni a su equipo. Tanto es así que en la reunión de «maitines» que Zapatero celebra cada lunes en Moncloa se habló largo y tendido del asunto, sobre todo para advertir a los allí presentes que se abstuvieran de hacer comentarios en público. Zapatero y Rubalcaba acordaron administrar en exclusiva la decisión y el momento en el que hacerla pública. La consigna no tardó en llegar a todos los miembros del Gobierno y a la dirección federal del PSOE hasta el punto de que el ministro de Trabajo matizaba, por la tarde, sus palabras de la mañana y decía que, en realidad, no estaba al corriente de cuándo Rubalcaba saldría del Ejecutivo.
Lo mismo diría, tras la reunión de la Ejecutiva Federal, el secretario de Organización, Marcelino Iglesias, que insistió en el mensaje oficial: es Rubalcaba quien debe tomar la decisión de acuerdo con el presidente del Gobierno. El número tres del PSOE negó que él tuviera información al respecto: «Rubalcaba sabe muy bien lo que tiene que hacer, sólo lo sabe él, y será él quien lo anuncie». Fue el mantra que se repitió durante todo el día, después de la petición que hiciera el vicepresidente a los habituales de los «maitines» de La Moncloa y, más tarde, la los miembros de la dirección federal. A estos últimos les dijo también, después de afear la incontinencia verbal de Valeriano Gómez, que ya que las filtraciones eran algo habitual en el PSOE, que por lo menos filtrasen los debates en positivo, y no en negativo.
Advertencias aparte, el candidato anunció a sus colegas del partido que el próximo sábado día 9, tras su proclamación por el Comité Federal, desvelará las líneas maestras del que será su programa político. Tanto él como Zapatero destacaron ante la dirección federal la importancia de la cita del próximo sábado, un día en el que Rubalcaba será protagonista absoluto. Tanto que el secretario general del PSOE no tomará la palabra ni siquiera para darle el testigo. En Ferraz defienden que es un acto programado a mayor gloria del candidato y que, por tanto, no tiene sentido que Zapatero tome la palabra, algo que no tiene precedentes en la historia reciente de los comités federales.
Ajeno a este tipo de lecturas, el presidente del Gobierno se mostró ayer covencido de que la convocatoria será un éxito para el PSOE. Así volvió a pedir a los suyos –y es la enésima reunión de la dirección federal que lo pide– que apoyen a Rubalcaba y que estén listos para dar la batalla contra el PP, sobre todo después de haber confirmado, en el reciente Debate del Estado de la Nación, que el PP «no tiene alternativa». Y es que el presidente, a juzgar por su análisis de ayer, salió muy satisfecho del debate sobre política general, mucho más en un momento especialmente crítico para la economía española debido a la incertidumbre sobre el rescate griego. Zapatero cree que hay partido.
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