Galicia
El enigma del «Códice Calixtino»
Un mazazo. Justo el año que celebraba el 800 aniversario de la catedral de Santiago de Compostela, una mano, todavía anónima, sustrajo de su archivo el «Códice Calixtino», un documento de valor bibliográfico incalculable, y uno de los estandartes de la cultura y la historia de Galicia.
Según fuentes policiales, hace más de una semana, exactamente el martes, los responsables de su conservación repararon en su ausencia. Eso indica que el robo podría haberse pro-ducido con anterioridad, aunque, según ha afirmado el deán, el jueves o el viernes todavía pasado alguien vio este libro. Varias cámaras velaban por su seguridad (cuatro, según afirman algunos testimonios), pero ninguna de ellas, sin embargo, vigilaba directamente la caja de seguridad. Por tanto, no existe una imagen directa del ladrón ni del momento en que se cometió este crimen.
Indagaciones
Sólo tres personas podían acceder directamente a este espacio: el propio deán y dos personas más (ambos especializados en Historia, uno de los cuales fue el que reparó en la desaparición). La sustracción no se comunicó inmediatamente. Lo primero que hicieron el deán y sus colaboradores fue revisar el armario acorazado que custodia este ejemplar único del siglo XII y las cámaras anejas. Luego se llamó a la Policía y después se procedió a presentar la denuncia.
Este retraso, por breve que haya sido, en la comunicación del delito puede afectar al resultado inmediato de la investigación. Policía de la brigada de patrimonio de la Policía Nacional, además de la Policía Científica, y algunos de los mayores expertos en este tipo de delitos estuvieron recogiendo pruebas desde entonces. El armario no fue forzado pero tenía las llaves puestas cuando se descubrió el robo. Esto hacía indicar que la persona que cogió el Códice tenía acceso a la llave. Se recogieron huellas dactilares y se tomó declaración a las personas relacionadas con la catedral. Este robo puede inscribirse dentro de la reciente ola de sustraciones de obras religiosas, que ya hace años asoló el patrimonio español. Algunas voces se han quejado de la desprotección de estas piezas y de, en ocasiones, la buena fe que la Iglesia tiene a la hora de permitir la consulta de estas obras, algo que contrasta con los severos controles que imponen las principales bibliotecas del mundo para consultar estos libros.
Hipótesis
Estos libros no tienen salida en el mercado habitual (las casas de antigüedades y de empeño están sujetas a férreos controles) ni tampoco se puede sacar a subasta. Por eso, la Policía trabajaba con la hipótesis de que hubiera sido un trabajo por encargo. La sombra de un coleccionista privado sobrevolaba, para muchos, la escena.
Los encargados de resolver el caso trabajaban con tres inconvenientes: no existía una fecha concreta del robo, el circuito interior de televisión no estaba orientado hacia el armario y, por tanto, no se podía saber quién estuvo allí. Lo lógico es que, tarde o temprano, se capture al ladrón, pero ha pasado ya bastante tiempo.
Este libro solía consultarse en presencia del deán. Se mantenía sobre un cojín, tapada y jamás salía de la estancia donde estaba guardada. Pero las tareas de investigación y consulta sí propiciaban que se entrara con frecuencia a esta cámara para coger otros documentos, de la que no se ha extraído ninguna otra pieza de valor. El editor Manuel Moleiro, bibliófilo y responsable de la editorial Moleiro, encargada de reproducir fidedignamente estos libros únicos, ha comentado a LA RAZÓN que habría muchísima gente que pagaría por un libro de este valor.
Conservación de un volumen sin seguro
El «Códice Calixtino» es una de las obras más importantes para la historia del Camino de Santiago. Pero ni su valor histórico ni el cultural han sido suficientes. Y el volumen, se ha descubierto ahora, permanecía sin un seguro que la protegiera. El otro aspecto que preocupaba a los expertos es cómo iba a afectar el robo a la conservación de la obra de arte, aunque, a priori, parece que se ha descubierto en buen estado.
El editor Manuel Moleiro ha afirmado que si el volumen no ha sido sometido a situaciones extremas de temperatura y humedad no debe, en principio, sufrir ningún daño. Sobre todo, porque es una obra de carácter textual y apenas conserva ilustraciones.
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