Berlín
Bond neofascista
No hay nada como una hemeroteca, en el caso que nos ocupa, una buena fonoteca. Recientemente, ha aparecido en los archivos de la BBC una entrevista realizada, en 1966, a John Le Carré, el gran autor de novelas de espías, maestro en el género hasta que, desgraciadamente para él, cayó el muro de Berlín. En esta grabación, calificaba a Bond, a James Bond, como un «gangster neofascista». Incluso le negaba al personaje creado por Iam Fleming la categoría de estar en el género de espionaje. La única explicación a esta feroz crítica son los celos, como es natural. En aquella fecha, Le Carré ya había dado forma a su entrañable George Smiley –¿o no lo eran las grandes gafas de pastas de Alec Guinness dándole vida?– y no comprendía, o no aceptaba, que un mozetón escocés al servicio de Su Majestad acabase conquistando a todas las impresionantes agentes dobles que apareciesen en «Dr. No», en «De Rusia con amor» o en «Goldfilnger», mientras Smiley se consolaba bebiendo whisky y salvando a las democracias occidentales del oso soviético. Le Carré ya había escrito «El espía que surgió del frío» (1965), una de sus grandes novelas y asistía perplejo a la construcción de un mito de perezosa sonrisa (Sean Connery), el mismo año en que Umberco Eco le dedicaba un ensayo, «El caso Bond». Y miestras un semiólogo italiano divagaba sobre 007, Smiley se jugaba el tipo en Berlín.
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