Arquitectura

Souto de Moura un Pritzker sin saudade

Dice Eduardo Souto de Moura (Oporto, 1952) que cuando le anunciaron por teléfono que había sido galardonado con el premio Pritzker 2011 apenas lo podía creer. Le resta importancia, no obstante, y considera que lo verdaderamente relevante es que sea el segundo portugués que recibe el llamado «Nobel de la Arquitectura», tras Alvaro Siza (quien lo obtuvo en 1992).

El portugués Souto de Mora
El portugués Souto de Moralarazon

Precisamente con éste (con quien comparte lugar de nacimiento) trabajó entre 1975 y 1979, ya que un año después abría el suyo propio. En su estudio de Oporto, el veterano Siza vio que el joven apuntaba maneras: «Desde el principio se veía que algo había en él que podía y tenía que desarrollarse fuera de mi estudio para seguir su propio camino. Yo no he sido su maestro. Tiene una personalidad grande y es un creador autónomo que no ha de tener un mentor, sino muchos», aseguraba ayer. Entre los edificios proyectados por Souto de Moura, Siza destacan el Estadio de Braga, la restauración del Convento de Santa Maria do Bouro o el reciente museo que ha levantado para albergar la obra de su compatriota Paula Rego en Cascais, «una casa francamente preciosa».

Como anécdota recuerda que cuando ganó el concurso para levantar la Casa das Artes en Oporto, el jurado se quedó perplejo al comprobar la edad del premiado: «Apuntaba maneras, sin duda. Es una noticia estupenda. Yo sabía que tarde o temprano este premio iba a ser suyo», asegura Siza Vieira, quien define la arquitectura del flamante Pritzker como «de inmensa calidad, original, con una marcada personalidad y caracter que ha sabido imprimir a cada una de sus obras y respetuosa siempre con el entorno. La calidad es la misma en una vivienda unifamiliar o en un estadio de fútbol». Su biografía dice que su adhesión al estilo depurado y minimalista se la transmitió un artista, Donald Judd, en Zurich, cuando estudiaba en la Escuela de Bellas Artes de Oporto. Él fue el culpable de que Souto de Moura se decantara finalmente por la arquitectura. No le fue mal la elección.