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Bruselas

Una política económica sin propósito por Fernando Navarrete

La Razón
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Ariesgo de ser llamado bellaco o mentiroso por el Gobierno, lo cierto es que hace un año a Zapatero le derribaron de su caballo en Bruselas y le obligaron a volver a España con un paquete de reducción de sueldos públicos y de congelación de las pensiones cuya necesidad había negado una semana antes. Luego vino una multitud de mini planes efímeros de contención del gasto para contrarrestar los perniciosos efectos sobre el gasto público derivados de las decisiones discrecionales tomadas por el Gobierno cuando aún montaba ufano su caballo por la senda del gasto público masivo. Ha intentado sin éxito deshacer el camino de un nuevo modelo de financiación autonómica que aprobó en plena recesión. Luego vinieron una reforma laboral fallida y la de las pensiones para terminar por reconocer que el sistema financiero es vulnerable.

De esta relación, un observador imparcial bien podría estar esperando del Gobierno socialista un reconocimiento de sus errores y una explicación de la nueva senda a tomar. Pero no ha ocurrido.
La ausencia de un objetivo reconocible para el futuro económico de España nos ha abocado a la confusión. Sin visión de país y del papel que debe jugar en Europa y en la economía global, la política económica del último año se ha deslizado por el activismo sin propósito. Porque más allá de la semántica y de las consignas, lo que distingue a los recortes de las verdaderas reformas es su coherencia al servicio de un objetivo nacional de prosperidad y de creación de oportunidades. Para la tarea pendiente de recuperación no valen los conversos a la fuerza, sino los convencidos. Y no basta sólo con una agenda tecnocrática acertada, sino que hace falta una genuina labor política de unidad nacional en torno a objetivos compartidos.
 

Fernando NAVARRETE es director de Economía y Políticas Aplicadas de FAES