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Paquetón de normas (VII)

La Razón
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Artículo 102 bis
Quien acudiera a una cacería, de ojeos o montería, vestido completamente de verde, en la seguridad de que las perdices y los venados no sabe distinguir entre una encina y un panoli vestido de verde, perderá su licencia de caza y el derecho de asistencia a las reuniones de su Comunidad de Vecinos.

Artículo 104 tris.
El sólo intento de iniciar la entonación de la canción «Soy un truhán, soy un señor», conllevará la resignación de un buen número de derechos que no ha lugar especificar en estos momentos.

Artículo 540
Los pelmazos de los periodistas que anuncien que en tal o cual país se ha producido «una catástrofe humanitaria»(1) en lugar de una catástrofe humana o contra la humanidad, serán obligados a comprar tres ejemplares del Diccionario de la Real Academia Española.
(1) Humanitario/a: Que mira o se refiere al bien del género humano. 2/ Benigno, caritativo, benéfico.

Artículo 542
Los que al referirse a la prepotencia, vanidad o soberbia de un semejante, afirmen que tiene «muchas ínsulas» en lugar de «ínfulas», serán depositados en la ínsula más lejana llevando como único equipaje, cuatro ejemplares del Diccionario de la Real Academia Española.

Artículo 900
Todo varón mayor de edad, que sentado en una terraza o espacio público, deje ver parte de sus piernas con pelitos por llevar calcetines cortos, recibirá sin rechistar un azote en el culo que le propinará el agente de movilidad más cercano. Si esos calcetines cortos, además, fueran blancos, gris perla, beiges o con dibujitos, el agente de movilidad podrá obligarle a cruzar la calle con el semáforo en rojo.

Artículo 110
El uso de zapatos de rejilla para aliviar la excesiva sudoración de los pies, puede ser objeto de pública reconvención por parte del Subdelegado del Gobierno. Si el uso de los referidos zapatos no responde al excesivo flujo sudoral sino al gusto de su portador, intervendrá el Consejo de Ministros.

Artículo 115
Perderán su turno en las colas de los mercados, todos aquellos, hombres o mujeres, que pidan y concedan «la vez». No existe «la vez». No se da «la vez», ni se pide «la vez», ni se tiene «la vez», ni se pierde «la vez». A ver si nos enteramos de una vez.

Artículo 123
El varón que reconozca en público sentirse «subyugado» por la belleza de una mujer, será respetado mientras se subyuga, y cuando retorne a un estado normal, subyugación superada, podrá ser zarandeado por la multitud, aunque no haya multitud en su entorno.

Artículo 304
La depilación del chichi se considerará socialmente contraproducente.

Artículo 124
Quien bailara o bailase la sardana durante las patronales fiestas y se durmiera en plena ejecución de la alegre danza, no podrá ser despertado hasta que el vibrante baile haya concluído.

Artículo 125
Los conferenciantes residentes en Madrid, no están obligados, después de pronunciar su conferencia en otras localidades a cenar el típico plato regional que le ofrecen los organizadores del evento.

Artículo 303
Los narradores radiofónicos de fútbol que informen a los oyentes de que el resultado, en el minuto 30 del primer tiempo permanece «inalterable», tendrán la obligación social de aprovechar el descanso del partido para ponerse en contacto con los árbitros y futbolistas que juzgan y disputan el deportivo encuentro, con el fin de rogarles que dejen de correr y de tocar el pito. Porque si lo inalterable es aquello imposible de alterar, ¿para qué sufrir tanto?

Artículo 884
El dicho «más se perdió en Cuba», según el Legislador, pierde toda su vigencia por haberse cumplido con holgura el centenario de todo lo que se perdió en Cuba. Al contrario, la expresión «más se ganó en Marbella» mantiene su irónico acierto y ajustado tino.

Artículo 2002
El soldado que salude marcialmente al portero de un hotel de lujo, será destinado a una peligrosa misión en el exterior.