Málaga
«Che sarà sarà»
Dde los villancicos navideños a la fanfarrias de las elecciones municipales hay un suspiro. No es en diciembre sino en enero cuando los políticos montan su Belén y calzan polainas de pastor. El garrote, a tenor de la que está cayendo –el pluviómetro son las encuestas–, servirá esta vez para algo más que para acostar el mentón.
Hasta mayo, sin embargo, aguantarán las costuras de los ayuntamientos. Con zurcidos, con remiendos o con tricoteo fino, los alcaldes estirarán los presupuestos, apaciguarán a los proveedores y llorarán a Sevillana Endesa para que no les corte la luz. A partir de entonces reina la interrogante. El fundido en negro. «Che sarà, sarà», cantan ahora algunos.
Lo que va a pasar después de mayo de 2011, sin ánimo de hacer quiromancia municipal, es que va a estallar la segunda gran crisis económica: la gran crisis local. Si la liquidez de la Junta está tambaleando –la reducción a la mitad del remanente de tesorería en 2009 es un serio aviso–, la de los ayuntamientos ha entrado en barrena. Los ayuntamientos han sembrado el huerto de votos a base de contratar a dedo y erigir estructuras faraónicas. Eran aquellos tiempos en los que los contratos se hacían a manojitos, como se fríen los boquerones en Málaga, y alguna estrella televisiva de Canal Sur cobraba dos millones de las antiguas pesetas por pregonar las fiestas al vecindario. Esto último oído a un edil de un importante municipio gaditano en una sobremesa, cuando el vapor del alcohol desatasca la sinceridad.
A menos que un cruce celeste lo remedie –Zapatero es un tío con suerte¿?–, a partir del año que viene habrá proveedores aporreando las puertas de los consistorios y reclamando lo suyo, ayuntamientos en suspensión de pagos y expedientes de regulación de empleo. Con este panorama, ciertamente es encomiable que haya candidatos deseando ponerse en enero el traje de pastor para ganar las elecciones de mayo. «Che sarà, sarà»...
✕
Accede a tu cuenta para comentar