Estreno
«El último exorcismo»: Satán no ha muerto
Director: Daniel Stamm. Intérpretes: Patrick Fabian, Ashley Bell e Iris Bahr. Guión: H. Botko y A. Gurland. EE UU, 2010. Duración: 117minutos. Terror.
O es que «El proyecto de la bruja de Blair» sigue haciendo mucho daño o es que la excusa del cine dentro del cine y las latas de metraje encontrado es la mejor manera de repintar las paredes del género de terror, de tratarlo como adulto sin traicionar sus raíces adolescentes. En esencia, «El último exorcismo» parece una variante diabólica de aquella película, aunque sin su capacidad para exprimir los gritos de lo invisible. Lo que empieza como un (falso) documental sobre un exorcista de pacotilla que perdió la fe para convertirse en eficaz hombre-espectáculo para quienes quisieran escucharle acaba en los pantanos de Louisiana, allá donde lo improbable –un verdadero caso de posesión– puede ofrecerse como prueba de que Satán existe y ha venido para quedarse. La película es más interesante cuando transita los territorios de «El fuego y la palabra» y «Sangre sabia», sentando las bases para lo que luego parece un estudio antropológico sobre el fanatismo religioso en las regiones más desfavorecidas de América. Cuando la posibilidad de lo sobrenatural se apodera del relato, la cinta se vuelve más convencional y previsible, y las contorsiones hiperrealistas de su heroína poseída no logran satisfacer las expectativas que el filme siembra con paciencia. El suyo es un clímax con sorpresa envenenada, un poco al estilo de «La semilla del diablo», pero que traiciona parcialmente la austeridad de una propuesta que al final no puede olvidarse de sus orígenes.
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