Historia

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Piratas del Caribe

La Razón
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Tira Saura de Retegui por las ardientes arenas de la Isla del Tesoro creyendo uno ser el mismísimo Johnny Depp y la otra, Penélope Cruz, desembarcados ambos del galeón fantasma en esa historia de piratas del Caribe, cuya costa es la murciana y los únicos protagonistas, los muertos en los distintos naufragios de bucaneros y asaltadores de estos últimos años que no dejaban un solo segundo la mar en calma. Crujen las encuestas de posibles resultados a tan solo 85 días del cónclave soberano, donde el pueblo y solo el pueblo pondrá a cada uno en su sitio. Es lo que toca y esa es la única verdad. Habla pueblo, habla, que tu voz será escuchada para que todo se ponga en su sitio. Entre tanto, quedan muchos días para la cita con las urnas, mientras los «estados mayores» de los partidos afilan las armas y preparan el asalto. Unos a la fortaleza de San Esteban, y, los otros, recalientan el aceite hasta hervirlo para que, llegado el momento, su enemigo quede abrasado en el intento. Llegados a estas alturas, pocas son las opciones de los piratas del Caribe, que esperan no volver a desaparecer, sino mantenerse como están. Virgencita, virgencita, que me quede como estoy. El pueblo no es tonto y sabe de lejos lo que mueve a cada uno. Los piratas del Caribe solo quieren el barco enemigo y éstos solo con llegar a buen puerto y cumplir con su misión en tiempos de aguas revueltas. Las listas lo dicen todo. Los equipos definen estilos y modos futuros de políticas prometidas y formas de proceder, y es aquí donde los de Johnny Depp lo tienen crudo, porque ya se les conoce y también se conoce lo que hacen y pretenden. El tesoro lo quieren para ellos y solo para ellos, toda vez que otros lo que quieren es el tránsito normal de las mercancías. La tregua de Dios, que definiera el abad Oliva. Pero los piratas existen y hay que llevar mucho cuidado con ellos hasta divisar tierra.