Cataluña
Recortar en tiempos revueltos por Ángel del Río
A Ignacio González le ha tocado recibir la herencia de Esperanza Aguirre en un momento delicado. La herencia política ha sido buena y abundante; la otra, la económica, se corresponde con la de una situación de precariedad donde hay que incidir en la austeridad y se hace preciso recortar en tiempos revueltos. Y ese legado que ningún heredero desea, tiene que asumirlo en el momento puntual en el que se cierra el proyecto de presupuestos para el año que viene.
Sobre lo ya recortado hasta casi llegar a la carne, hay que volver a recortar 1.424 millones de euros, que es como si a un peluquero se le encarga que corte al cero el pelo de una cabeza ya rapada. Presupuesto duro para un momento de crisis aguda, donde además se dan por perdidos los 1.000 millones que Hacienda le niega a Madrid, y donde González sigue la línea de su precursora de no subir impuestos y garantizar la prestación de los servicios esenciales en medio de la tempestad económica.
El ajuste pasa por la creación de la euroreceta, es decir el pago de un euro por receta médica, cuestión en la que ya nos lleva ventaja Cataluña; la supresión de entes públicos, incluida la vicepresidencia regional; la concesión de ayudas a la cooperación sólo en casos de catástrofes, y la de becas de comedor para familias con absoluta necesidad.
Estos presupuestos han requerido una especie de ingeniería económica y unos recortes con precisión de bisturí quirúrgico para mantener la calidad de los servicios esenciales, sin subir los impuestos y obteniendo ingresos atípicos. La consejería de Sanidad es el laboratorio de ensayos para obtener la fórmula mágica que permite economizar en el gasto, al tiempo que se mantiene la calidad de las prestaciones. La consejería de Transportes es la gran sacrificada en unos presupuestos complicados.
Es difícil amar y recortar en tiempos revueltos.
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