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Misrata el Sarajevo libio

El Gobierno de Muamar Gadafi ha negado que esté empleando bombas de racimo en la ciudad de Misrata, después de que medios de comunicación y ONG hayan denunciado este hecho y aportado pruebas de ello. Su portavoz, Mussa Ibrahim, aseguró que nunca han usado este tipo de municiones: «Moral y legalmente no podemos hacer eso».

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Legalmente, Libia no ha firmado la convención internacional que prohíbe las bombas de fragmentación y su arsenal se desconoce, según la ONG Human Rights Watch. Moralmente, parece que el Ejército de Gadafi no tiene límites ni precauciones a la hora de bombardear zonas pobladas con armas altamente destructivas y poco precisas, como los misiles GRAD, que se lanzan desde kilómetros de distancia y en cargas de varios de ellos a la vez. Un centenar de éstos volvió a caer ayer sobre Misrata, atacada sin piedad por las tropas gubernamentales desde el jueves.

Después de haber bombardeado el puerto –de vital importancia para Misrata, bloqueada y rodeada por tierra desde hace semanas–, ayer fue el turno de la zona industrial, donde ha sido golpeada una fábrica de productos lácteos y otra de aceite. Los hombres de Gadafi no están dispuestos a ceder el control de la tercera ciudad de Libia y último bastión rebelde en el oeste del país, y por ello asedian a la población civil, cortando los suministros de alimentos, agua y luz y atacándola directa e indiscriminadamente con artillería pesada y con francotiradores. Aun así, Misrata resiste y cada vez más armas y milicianos revolucionarios estarían penetrando en la ciudad, donde los rebeldes están mejor organizados que nunca, según los pocos testimonios que llegan desde allí. Éstos han levantado trincheras y destruido carreteras, simples tácticas de guerra que no habían puesto en práctica hasta el momento en el frente este, por ejemplo. En ese flanco, el Ejército de la Libia libre habría conseguido alcanzar la localidad petrolífera de Brega, que ya han ganado y perdido en numerosas ocasiones desde el comienzo de la guerra.


Asegurar conquistas
Los rebeldes contarían ahora con más armas y equipamiento, como sistemas de comunicación, según informó ayer la televisión árabe Al Jazeera, lo cual debería de permitirles seguir avanzando y, sobre todo, asegurar sus conquistas.

El objetivo de los revolucionarios es tomar Sirte, ciudad natal de Gadafi, donde se preveía que tendría lugar la gran batalla. Pero, inesperadamente, ésta se está desarrollando en Misrata, punto estratégico a medio camino entre la capital y Sirte, los dos bastiones del coronel libio. Ambos han permanecido bajo el férreo control de Gadafi, aunque en los últimos días hay informaciones de que los rebeldes se estarían organizando clandestinamente en Trípoli, llevando a cabo acciones de guerrilla urbana, silenciadas por la censura impuesta por el régimen.