David Villa
Es hora de hacer historia
Al margen del tópico de que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo, etcétera, etcétera, catalogar a España de favorita frente a Paraguay en el partido de cuartos de final no es ni un atrevimiento ni infravalorar al combinado suramericano. Las apuestas, la razón, la lógica y las estadísticas avalan la teoría que, de cristalizar, lanzaría a la selección en la historia.
Es la hora. Pasar este escollo supone clasificarse, como poco, en cuarto lugar, si cayera en semifinales. El gol de Zarra, la Pérfida Albión, Maracaná, la cuarta posición, 1950, todo ello continuará siendo inolvidable, pero el espíritu se renovará. Paraguay, un gol encajado en cuatro partidos del torneo, tres marcados, es defensa y contragolpe, es fútbol sin alardes, serio, maquinal y mínimamente imaginativo; «es Chile», sugiere algún técnico de la Federación, aunque ni presiona ni corre de esa manera; «es Suiza», según otras opiniones, luego cuidado; pero un poco mejor, más cuidado aún. España es hoy por hoy el fútbol, la selección que invita al espectáculo, la que hace cola en la taquilla, la que atrae a Cruyff, que no compraría una entrada para ver a Brasil, y Dunga le responde: «Porque siempre entra de regalo». España es la del segundo tiempo contra Portugal, ni siquiera la que derrotó a Chile u Honduras. Ha mejorado, ha crecido de partido en partido y todavía no ha mostrado su mejor imagen, la que asombró en la Eurocopa de 2008 o en la fase clasificatoria, diez de diez. Pero está en camino. Vencer esta noche en el Ellis Park de Johannesburgo sería como rodar la segunda parte de Invictus, sólo que la selección de rugby surafricana, los «Springboks», sería «La Roja». Ganar a Paraguay es mejorar México’86, cuando Pfaff engañó a Eloy; Estados Unidos’94, cuando Tassotti le rompió la nariz a Luis Enrique con Sandor Puhl en fuera de juego, y Corea-Japón’02, cuando Al-Ghandour fue el jugador número 12 de los anfitriones. En su decimotercer Mundial, a España le corresponde hacer historia, entrar en ella por la puerta grande y cambiar todo lo anterior, fatalidad, cenizo y malas actuaciones, todo incluido. Del Bosque no introducirá cambios en la alineación. Tiene el equipo hecho, la alineación memorizada y alternativas suficientes para mejorar si fuera preciso. En el entrenamiento de ayer, el último antes del partido, efectuado en Potchefstroom con ambientazo en el graderío, no dio pista alguna que invitara a pensar que alterará el once tipo. Se entrenaron todos menos Albiol, el único lesionado, y la anécdota fue ver en un grupo a los ocho jugadores del Barcelona. Con ellos, como uno más, David Villa, víctima de un «cañito» que levantó el siguiente comentario de sus compañeros azulgrana: «Ya sabes lo que te espera en el Barça». En el ánimo de Villa, precisamente, está mejorar su tarea realizadora en competiciones de alto nivel. Suma cuatro goles, como en la Eurocopa; su olfato goleador apunta más alto que en Alemania’06, donde marcó dos a Ucrania y uno a Francia. Es su oportunidad, y la ocasión de Fernando Torres, ansioso de centrar el punto de mira en la portería, de acertar, de quitarse de encima las críticas y la ansiedad, de ser aquel verdugo de Alemania. Es el día en que Xavi complete un encuentro como el segundo tiempo contra Portugal, como Iniesta; es el partido en que Xabi Alonso y Busquets deberían despejar cualquier duda sobre ese doble pivote reversible. Se vio ante la selección de Queiroz que Alonso jugó a menudo por delante de Xavi, cuando éste retrasaba su posición más de lo habitual. Todas ellas pueden ser las mejores noticias para España, ésta: Casillas; Ramos, Piqué, Puyol, Capdevila; Xavi, Busquets, Alonso, Iniesta; Torres y Villa. Paraguay también busca, a su modo, la «pole position»; fue pesadilla española en el Mundial de Francia (1998), casi tanto como Nigeria, y parte con la moral por las nubes después de haber dejado a Italia en la estacada, y de haber superado en octavos a Japón en la tanda de penaltis (?). Ahí está la albirroja, con este posible once: Villar; Paulo da Silva, Alcaraz, Morel; Cáceres, Vera, Riveros, Barreto; Santa Cruz y Barrios. De haberlo sabido antes, España hubiese firmado un cruce así en cuartos antes de empezar el Mundial. Es su grandísima oportunidad.
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