Nadal deja de sudar

Ambas inquietudes quedaron resueltas en el choque de octavos de final ante el croata Cilic, que cayó fácilmente a manos del número uno del mundo en tres sets.

«Hoy (por ayer) me sentí muy bien. No he sudado tanto como otros días y eso es fantástico. Supongo que la evolución del cuerpo mejora día a día. Ya en el entrenamiento he estado más cómodo. Pero lo mejor es que he jugado mejor que en otros partidos. Lo he hecho con más intensidad, un buen ritmo y más metido en la cancha. He sido más agresivo y he cambiado el ritmo de los golpes. Ha sido mi mejor partido aquí, con muy pocos fallos». Otra de las causas para la mayor claridad de su tenis la encontró el mallorquín en su saque: «Me ha funcionado mejor el servicio», aseguraba, al tiempo que explicaba el porqué de aparecer en la pista central de Melbourne Park con una camiseta algo más holgada: «Con la camiseta tengo varias opciones y en esta ocasión he cogido una que es una talla más, un poco más grande para que corriera un poco más el aire. Igual no me queda tan bien o igual de bien que la otra, pero he venido aquí a hacer un buen torneo y no a lucir camiseta».

En cuartos de final le espera el otro español que queda vivo en el cuadro y que es David Ferrer. El alicantino puso fin al «efecto Milan Raonic», una de las sensaciones del Abierto de Australia, representante de la generación de jóvenes talentos que han dado un paso adelante en este Abierto de Australia. Ferrer cedió el primer set, pero después ganó los tres siguientes para garantizarse un hueco entre los ocho mejores. Ahora tiene delante una montaña demasiado alta para él: «Cuando juego con Nadal no es que no me lo crea. Es que es muy bueno. Si he perdido tantas veces contra él es porque es mejor, porque es el número uno. Yo estoy perfecto y siempre lo intento. Pero es muy bueno. "¿Que alguna vez se puede dar la oportunidad?"Sí. Pero Rafa y Roger Federer están al alcance de muy pocos», subrayó Ferrer.

Sorprendente Dolgopolov. El joven ucraniano se ha plantado en los cuartos de final en Australia después de superar en cinco sets a Tsonga y a Soderling. Al número cuatro del mundo le puso en dificultades constantemente con su variada gama de golpes y su carácter frío. Su mayor problema es que ahora se medirá a Murray, que no ha dado opción a ninguno de sus oponentes en Melbourne.